DIARIO DE UN FIN DE SEMANA EN BENIDORM, 2012.

DIARIO DE UN FIN DE SEMANA EN BENIDORM.


Jueves 31 de mayo de 2012.

            Otro año más, en Elda son las Fiestas de Moros y Cristianos, y, otro año más, aprovechamos para hacer nuestra ya tradicional escapadita a Benidorm.

            Este año, vamos por nuestra cuenta. No voy a disertar aquí y ahora sobre las ventajas e inconvenientes de los viajes organizados, si bien es cierto que la libertad de no estar sujetos a horarios y a disparidad de criterios sobre las excursiones y actividades a realizar, para nosotros es primordial.

            El hotel Mar Blau es de 2 estrellas, pequeño y coquetón… Pero la limpieza de ventanas, espejos y cristales brilla por su ausencia en las habitaciones que nos adjudican. Para variar, mi tía y yo no nos libramos de que nos toque una con vistas a un callejón (algo que ya tomamos a cachondeo, por cierto), pero lo damos por aceptable cuando comprobamos que desde el comedor se ve el mar… Un relajante y hermoso privilegio.

            Aunque un poco cansada tras el trayecto Elda-Benidorm, disfruto con el muy agradable paseo que damos por la zona de la Plaza Triangular. ¡Benidorm cada año está más reformado y hermoseado!

            Anécdota… En el transcurso del paseo, me cruzo con una pareja joven a la que acompaña una preciosa perra Spaniel de brillante color café e intensa e inteligente mirada. Nos acercamos la una a la otra, ella me olfatea y yo la acaricio… Ni ella se despegaba de mí ni yo podía dejar de tocarla. La recordaré siempre.


Viernes 1 de junio de 2012.

            Un ataque de ansiedad, de los que sufro [desgraciadamente] con cierta frecuencia, a punto está de dar al traste con nuestro viaje. Menos mal que lo atajo a tiempo… Y acabamos disfrutando de una inolvidable jornada playera. Tengo que felicitar al Ayuntamiento de Benidorm, porque el Punto De Playa Accesible y el Servicio de Atención a Personas Con Movilidad Reducida son extraordinarios; en cuanto nos han visto llegar, se ha acercado un voluntario a ofrecerme una silla y ver si necesitaba ayuda para bañarme o entrar y salir. Mi sincera enhorabuena y mi más honda gratitud por la increíble labor que esta gente lleva a cabo.

            La tarde es agitada. Estamos de compras por la zona del hotel Madeira Centro, cuando una densa humareda sobresalta a todo el mundo; acaba de declararse un incendio en alguna parte de la ciudad, pero no logro averiguar dónde…


Sábado 2 de junio de 2012.

            Hemos disfrutado de una espectacular mañana playera [y de nuevo gozo de la impecable atención de los voluntarios del Punto de Playa Accesible. La labor que llevan a cabo es extraordinaria]. Mis entradas y salidas del agua, mis gamberradas y mis carcajadas han sido constantes… ¡Me han tenido que sacar a rastras para irnos a comer…!

            La tarde resulta amena y muy divertida… Aprovecho que nos sentamos en la terraza de una cafetería para, sólo una vez a lo largo de este viaje, ponerme “hasta arriba” de sobaos y leche… Si me ve mi fisio, se me cae el pelo… ¡Pero saltarme la dieta una vez al año no me hace daño…! O eso quiero creer.


Domingo 3 de junio de 2012.

            Ya estaba echando de menos a otro de mis fantasmas viajeros… ¡La lluvia…! Benidorm amanece con viento, relámpagos, truenos y una cortina de agua que duran lo justo para jodernos los planes playeros. A pesar de ello, disfrutamos de un agradable paseo por la orilla del mar,

            La tarde transcurre tranquila y entretenida. Visito muchas tiendas, pero no compro nada; mi gusto y mi economía no sintonizan.

            Nota… No deja de sorprenderme, año tras año, la cantidad de saludos que intercambiamos con gente de Elda. Benidorm es el refugio ideal para muchos de los que huimos del bullicio festero.


Lunes 4 de junio de 2012.

            Me despierto malhumorada. Es el día del regreso a casa, y ¡no me iría nunca de Benidorm…! Cada vez estoy más a gusto aquí.

            Tras dejar la habitación ordenada y el equipaje recogido, decidimos aprovechar el tiempo libre del que disponemos hasta la hora de comer para dar un paseo por la playa. Sin embargo, no lo disfruto plenamente: Alguna rotura o algún problema en las cañerías del hotel provoca un olor a mierda insoportable en todo el establecimiento… Y me produce un mareo y unas ganas de vomitar difíciles de controlar.

            Un final un tanto agridulce para un viaje placentero y ameno.

            El próximo año, más… Si se puede.

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