ESCALOFRIANTE

    Viendo la terrible tragedia de las dos niñas asesinadas (presuntamente) a manos de su padre es inevitable acordarse de las Meditaciones de Marco Aurelio; "¿Qué es la maldad? Es eso que has visto demasiadas veces. Ante cualquier suceso, recuérdalo: la encontrarás lo mismo arriba que abajo, pues de ella están llenas las historias antiguas, las intermedias y las recientes, la ciudad y sus casas"... Y, efectivamente, demasiadas veces se ve la maldad, la inquina, la rabia, la ira y la violencia contra la mujer por parte de la pareja o ex pareja, con la violencia vicaria como la más escalofriante prueba de ello; si ya es escalofriante que una mujer sea asesinada, todavía lo es más que sufra buscando a sus hijos sin descanso y de por vida, que vean cómo los niños son manipulados para que terminen odiándola, que algunos críos se conviertan en cómplices o imitadores de los padres…, es escalofriante. ¡Y que los políticos, los jueces y muchos ciudadanos sigan sin dar un puñetazo en la mesa…! Que las cifras de la violencia son las que son y no se reaccione con leyes más duras para estos casos, como la Cadena Perpetua (más que la Prisión Permanente Revisable actual) es escalofriante. Que esto sea portada de los informativos día sí y día también es escalofriante. Que esto sea arma arrojadiza en disputas electorales, es escalofriante. 
    Demasiadas veces, la maldad de esos seres humanos hace acto de presencia y golpea de lo lindo. ¿Que por qué? Porque los celos, la rabia, el no ser capaz de soportar que la otra persona rehaga su vida y la nueva pareja pase tiempo con sus hijos, el no poder aguantar no ejercer el maltrato en el hogar conyugal…, acaban por hacer estallar el ego de los violentos machistas. ¿En qué cabeza cabe que un padre sea capaz de matar a sus hijos? En ninguna que esté bien amueblada, eso por descontado. ¿En qué cabeza cabe infringir semejante daño a la sangre de su sangre? ¿Son capaces de dormir a pierna suelta durante el resto de su vida después de cometer un delito de violencia de género y/o violencia vicaria (si no se suicidan, claro)? ¿En qué cabeza cabe tanto sinsentido, tanto daño, tanto…? A ver, que en una discusión se pierdan los nervios y un empujón acabe en tragedia le puede pasar a cualquiera, que en un arrebato un padre o una madre se lleve a sus hijos (leáse Juana Rivas) es entendible…, pero no hay nada que justifique, nada, que dos niñas hayan terminado en el fondo del mar. No hay nada que justifique, nada, un atentado de tal magnitud contra una persona. Nada.
    Es de esperar que la trágica muerte de Anna y Olivia no haya sido en vano. Es de esperar que aquellos que tienen el poder de cambiar y elaborar las Leyes en España sean capaces de hacer lo posible y lo necesario para que los protocolos de seguridad y actuación contra la violencia de género y la violencia vicaria sean eficaces y protejan de verdad a las personas que las padecen. Pero no sólo eso: También hay que insistir e incidir en la educación, los valores, la gestión de la frustración, la derrota y la vida misma, porque mientras haya una persona negacionista en una familia, mientras haya partidos políticos que se nieguen a reconocer la violencia machista, mientras haya religiosos (de cualquier confesión) con ideas preconstitucionales acerca de la mujer y la familia, mientras haya gente que mire a otro lado y no avise a los servicios de emergencias si es testigo de la situación de maltrato a una mujer, mientras haya una mujer que no pueda ser libre por culpa de la violencia de género…, no se podrá erradicar esta lacra que tanto daño hace a la sociedad del s. XXI. 

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