UN AMOR QUE HA CAMBIADO MI DESTINO.

Este relato está inspirado en hechos reales. Los verdaderos “Ainhoa” y ”Miguel Ángel” viven en otro punto de España, y por motivos de seguridad no quieren que sus nombres reales sean dados a conocer.
Desde estas líneas quiero agradecer a “Ainhoa” toda la amistad y todo el cariño que me ha dado y que me da desde que nos conocemos, porque es un ángel. Aunque ella diga que no, lo es... Y punto pelota, como dice ella.
Asimismo, deseo darle las gracias de todo corazón por haberme permitido contar su historia; cuando la supe, me quedé impresionada por las circunstancias que la rodearon y por la fuerza del amor de mi amiga por ese hombre. Como ella misma afirma siempre, ese amor ha cambiado su destino.




Irún (Guipúzcoa), 23 de diciembre de 2003.

Querida amiga mía:

¿Qué tal estás? No sé si te acordarás aún de mí; soy Ainhoa, tu amiga de Euskadi. Te escribo esta carta sin saber a ciencia cierta si la recibirás, y sin saber qué ha sido de ti. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, pero no te he olvidado, Candelaria, mi amiga alicantina, mi amiga del alma... ¿Cómo olvidar tu inmensa generosidad para conmigo? ¿Cómo desterrar de lo más recóndito de mi alma todo el cariño que me brindaste cuando más negro me parecía mi horizonte, cuando más inhóspito me parecía el sendero de mi existencia, cuando lo que más necesitaba no era sino que alguien encontrase un minuto para escucharme? Ya sé que no te gusta que te diga esto, pero eres un ángel. ¿Sabes?, Serías una sublime psiquiatra, porque tienes una paciencia admirable para oír a los demás, te encanta ayudar. Sé que, si lees esta misiva, me vas a decir que no mereces tantos elogios, sé que mientras sostienes esta carta en tus manos estás pensando <<¡qué exagerada es mi Ainhoa, se nota que es vasca!>>, imagino la sonrisa de simpatía que ilumina tu rostro a la par que mueves la cabeza en señal de negación... Pues sepa usted, señorita, que no estoy haciéndole la pelota... No es mi estilo, no es mi modo habitual de proceder. Te estoy diciendo la verdad, amiga mía. Y si no te gusta, te aguantas. Y punto, como dices tú tajantemente... Jajaja.

¿Cómo se presentan estas fiestas? ¿Qué tal ha ido para ti este 2003 que está a punto de marcharse? ¿Ha sido benévolo contigo? Espero y deseo que te haya ido todo lo bien que mereces, que todo te sonría. Aunque tú digas que lo tienes muy claro, que no vas a conseguir hacer realidad tu sueño de vivir una historia de amor maravillosa con el chico por el que bebes los vientos, déjame recordarte tus propias palabras: ¿te acuerdas que, en una ocasión, me dijiste que el grado del amor entre dos personas es el que determina la magnitud de los obstáculos que puedan surgir en una hipotética relación? Sí, Candelaria, ya sé que las circunstancias son las que son, y que no se pueden cambiar... Pero tú misma dijiste una gran verdad; si hay amor verdadero, real, sólido, incuestionable, entre dos personas nada ni nadie debería separaros. Aplícate, si te es posible, tus propias y sensatas palabras. Me encantaría saber qué ha pasado con vosotros dos, amiga. Quisiera saber cómo va ese peculiar tira y afloja que mantienes con Carlos; ¿Sigue lanzándote indirectas con tanta gracia? ¿Sigue diciéndote cosas sin decírtelas? ¿Sigue siendo tan contradictorio contigo? Me encantaría que me escribieses, que me contases cómo va vuestra historia; ¿sabes que tienes razón en lo que me dijiste en una ocasión? Si no fuese porque se trata de su intimidad y la tuya, podrías escribirla... Y a buen seguro que dejabas boquiabierto al personal con la fuerza de tu amor por ese chico. Ojalá algún día me escribas invitándome a vuestra boda, Candelaria, sería lo más hermoso que podría pasaros a los dos. Ojalá que Carlos deje atrás sus ambigüedades para contigo y os liéis ya de una puñetera vez (perdón por el taco, amiga, sabes que es no es mi forma habitual de expresarme... Pero es que lo de Carlos y tú es para hablar así... ¡Mareáis mucho la perdiz! Jajajaja...).

Amiga mía, Candelaria, te escribo esta carta porque te sigo considerando mi ángel de la guarda aunque haya pasado mucho tiempo desde la última vez que hablamos. No sé qué demonios te ha podido suceder, pero me extraña muchísimo que no me escribas cartas, e-mails o SMS al móvil, que no me llames por teléfono, que no me digas ni una palabra. Me cuesta creer que me hayas olvidado, que no quieras saber nada de mí. Me costaría, y me dolería más que si me clavaras un puñal en el estómago, admitir esa cruel realidad. Por eso te escribo esta carta, porque yo no te he olvidado, porque sigues siendo mi mejor amiga. Por eso quiero contarte un episodio que ha variado el curso de mi vida; quiero contarte el amor que ha cambiado mi destino... Lee, mi querida amiga alicantina, y mira qué sorpresas nos depara la vida cuando menos lo esperamos. Cuando pienso en ti, recuerdo que solías decirme que la existencia es una novela, y que hay episodios buenos y episodios que no lo son tanto... Pues, mi ángel de la guarda, aquí tienes el capítulo que ha variado mi novela entera... Aquí tienes a Ainhoa dispuesta a revelarte el final de la trama...

Fue a principios de este año que ya está a punto de morir. Un día de esos que tan frecuentemente salen aquí en esta hermosa y pisoteada Euskadi, un día en el que el cielo está de luto y derrama torrentes inmensos de lágrimas, un día frío y desagradable de invierno que invitaba a quedarse junto a la chimenea de casa con un libro en las manos y un tazón de chocolate caliente acompañado de unas galletitas de té, tentadoras y dulzonas como ellas solas. Bien, a pesar del hogareño cuadro que te acabo de describir, aquella mañana de febrero salí a la calle... Tenía que ir a casa de mi madre, y para ello crucé la Plaza del Ensanche... Y una descarga eléctrica me sacudió con una fuerza tan inesperada como extraordinaria. Miguel ángel estaba trabajando en la Plaza, y no sé qué me pudo suceder con él, no lo sé, Candelaria, pero me enamoré de él nada más verlo.

Fue algo que lo ves en cine y piensas <<¡bah, películas!>>, más tú siempre dices que la vida real es una película en sí misma... Y creo que tienes razón, amiga mía. Me enamoré de Miguel Ángel nada más verlo, sentí que un torrente de aire fresco entraba a mis pulmones, que todo cobraba una nueva importancia para mí, que una fuerza arrolladora daba otro sentido al curso de mi existencia. Miguel Ángel es un ser humano excepcional, es el chico que todas quisiéramos como pareja, es un genio del arte. Tal vez porque se llama como el autor de las sublimes pinturas que adornan la Capilla Sixtina... Y perdóname, mi querida Candelaria, por desviarme del relato. Continúo: A partir de ese día, crucé todas las mañanas la Plaza, con la excusa de ver las obras... Pero sólo tenía ojos para Miguel Ángel; era como si un imán me atrajera hacia él, era incapaz de mirar hacia otro lado, quería absorberlo con mis pupilas, sentía cada vez más la imperiosa necesidad de hablar con él y conocer hasta sus más íntimos secretos. Sentía necesidad de él, por muy extravagante que te parezca... ¿Se puede anhelar lo que no se conoce? ¿Crees que no? Yo ya no sé que pensar; me han pasado tantas cosas tan difíciles y tan raras que ya no dudo que hay algo o alguien por ahí que dirige nuestro destino, nuestra vida. Es que, de no ser así, no entiendo por qué nos comportamos de manera tan extravagante en determinadas ocasiones... Como yo en aquellos días; pasaba con descarada coquetería por la Plaza del Ensanche, mirando a Miguel Ángel sin ningún rubor, provocando (con la total seguridad de que mi suposición no va muy desencaminada) los comentarios cotillas y maliciosos de los vecinos y de sus propios compañeros... Hasta que una mañana ventosa, fría y desapacible... ¡Noté que Miguel Ángel me estaba desnudando con la mirada! Ahhhhhhhhhhhh, te juro, mi inolvidable Candelaria, que en aquel preciso instante sentí cómo una oleada de felicidad recorría todo mi ser; El cruce de sus ojos verdes con los míos provocó un relámpago más feroz que el que pueda verse en la más violenta de las tempestades marinas... Y supe que tenía que hacer algo; Miguel ángel no se decidía a decirme una palabra, y yo no dejaba de ser consciente de que debía dar el primer paso... En vista de que no lo hacía él. Me dirás que soy muy atrevida, quizá demasiado, pero cuando quiero algo no me rindo hasta que no lo consigo...

Y parece que ese algo o ese alguien que hay por ahí controlando y dirigiendo nuestro Destino me echó una mano. ¿Crees en las casualidades, en las coincidencias? Yo sí, y más después de lo que ha pasado. Mira, Miguel Ángel y yo estuvimos así, hablándonos con la mirada y con la sonrisa, casi dos meses... Se me hizo lentísimo el transcurso del tiempo, y no podía evitar hacer reflexiones en voz alta (cuidándome muy mucho de que no me viese nadie) sobre la rapidez con la que pasan las horas cuando disfrutas de instantes felices y lo lentas que van éstas cuando esperas algo bueno o ilusionante que va a suceder, o puede, en tu vida... Hasta que un día al mediodía, cuando dejé a mi hijo Xabi en la parada de autobús, me lo crucé de frente y me dije: <<“Ainhoa, o le saludas o nada de nada”>>... Y entonces le dije ¡hola! Y él me contestó (luego, semanas más tarde, me confesó que, si no le llego a saludar, el no lo iba a hacer porque es tímido... ¿Te das cuenta, Candelaria? Con lo lobos que aparentan ser, y en realidad tenemos que darles la presa en bandeja de plata... Porque, si no, los pobrecitos se quedarían a dos velas la mayoría de veces... Imagino tu carcajada, amiga, pero sé que me darás la razón... Porque la tengo, jajaja, y no es chulería). Bueno, el caso es que, tras ese primer saludo, él me propuso quedar para tomar un café y yo le dije que ese día no podía, pero que no se preocupase, que ya pasaría yo para ponernos de acuerdo... ¡Vaya si pasé! ¡No iba a pasar! ¡Con las ganas que tenía de estar con él y de que sucediera algo! Y.. Pasé. Al día siguiente, nos pusimos de acuerdo para tomar un café a las 8 de la tarde en Correos; ¿te haces una idea las veces que me cambié de ropa y de peinado antes de salir de mi casa para dirigirme a nuestro punto de encuentro? Supongo, amiga, que sí. Al final, me dejé puestos unos tejanos negros elásticos y un suéter color camel con escote de barca (fue con lo que más “provocativa”” me encontré) y me reuní con él... Amiga, si lo ves, Mare meua, te caes redonda de la impresión; llevaba unos vaqueros y una camisa azul oscura, ¡y estaba para hacerle los favores que quisiera! ¿Crees que exagero? No. Sé que no piensas eso, Candelaria. Porque tú también estás enamorada y sabes que el amor... ¡Ayyy, el amor!

Perdón por irme por los Cerros de Úbeda, mi nunca olvidada Candelaria. Continúo relatándote mi historia con Miguel Ángel: Ese café fue providencial, porque pasaron cosas que yo, ni por asomo, esperaba: Estuvimos paseando por esta bellísima ciudad que es Irún, le mostré todos y cada uno de sus rincones, nos contamos nuestras vidas con una espontaneidad pasmosa para el poquísimo tiempo que hacía que nos tratábamos... Y yo me quedé con la sensación de que aquello era el comienzo de una hermosa amistad, como decían en la película Casablanca... Y debe ser cierto eso de que las chicas tenemos un sexto sentido, porque ¡vaya si fue el principio, jejeje! A las 9 y media de la noche, tras una maravillosa tarde juntos, nos despedimos; yo tenia que ir a la piscina porque había quedado con Andoni (el SOS con el que estaba tonteando cuando conocí a Miguel Ángel, jejeje), y debajo de la piscina, nos despedimos... Y yo le iba a dar 2 besos pero el se torció y me quería besar; en ese momento yo giré la cabeza, no sé por qué, pero no me pareció muy correcto... Mas, chica, al final no me pude resistir y nos besamos, ¡¡joder!! Amiga, ¡qué manera de besar! Jejeje... Una pasada; sentí que me transportaba al final del Arco Iris, a un mundo donde sólo existíamos nosotros dos, a un mundo mágico y lleno de sueños... Y a mí casi me da algo, mi querida Candelaria; ese beso se ha quedado grabado por siempre con letras de oro en mi corazón. ¿Y sabes por qué? Pues porque me llegó al alma, y porque era la primera vez en mucho tiempo que alguien me besaba en lugar de morrearme... Que hay una enorme diferencia entre una cosa y la otra... ¿O no, amiga mía?

Esa noche no dormí casi, Candelaria, no podía dejar de pensar en la maravillosa conmoción que me había causado ese beso. Tú me entenderás, porque cuando una mujer está enamorada sueña con poder vivir un instante así... Pero no espera ni por asomo que sucediera lo que después sucedió. Ni por espejeras podía figurarme algo así. Perdón, mi inolvidable amiga, estoy emocionándome otra vez al rememorar la conversación que, unos días después, tuvimos.
En dicha charla nos empezamos a plantear la posibilidad de una relación estable (pensarás que íbamos demasiado deprisa, pero a nosotros no nos lo parecía... Y, además, sabes que los amantes no se detienen a meditar esas cosas), y me daba perfecta cuenta de que Miguel Ángel intentaba, contradiciendo lo que acabo de decirte, darme largas. Escabullirse por un tiempo y evitar hablar del tema que teníamos entre manos. Me desconcertaba tanto su actitud, me parecía tan absurda (el egoísmo de la enamorada, ¿verdad, mi querida amiga?) que lo presioné hasta el límite para sacarle esa parte de su vida que, me barruntaba, estaba queriéndome ocultar. Y lo debí poner realmente contra las cuerdas, porque no tardó mucho en revelarme toda la verdad...

Poniéndose repentinamente nervioso, me dijo que había algo que tenía que saber. Algo de su pasado y de su presente... Sacó un llavero de un bolsillo de su vaquero y me lo enseñó, pero, amiga mía, estaba tan nerviosa que no caí en lo que significaba... Y, cuando él me aclaró que esas dos pinzas eran de los cordones umbilicales de Jonathan y Laura, sus dos hijos, te juro que me quedé más helada que si me hubiesen arrojado encima un cubo de agua procedente del polo norte. Me quedé paralizada por la espantosa estupefacción que se había apoderado de mí, y sólo decía, <<¡no puede ser, joder!>>. No. No. No. Me negaba a creer en mi mala suerte, me negaba a creer que Miguel Ángel estuviese casado... Una oleada de tristeza me invadió, y solo por caridad cristiana acepté escucharlo; él me abrazó y me dijo: Déjame que te lo cuente, y después, si quieres, me voy.

Te juro, mi querida amiga, que me quedé sin habla por unos instantes cuando conocí por boca de Miguel Ángel la historia de su vida: Conoció a la madre de sus hijos ocho años antes en la Romería del Rocío, y se liaron entre fervor religioso y tragos de fino acompañados de pescaíto frito (¿se dice así al estilo andaluz, Candelaria?)... Nada, te resumo: Se fueron a Pontevedra (la tierra de mi amor), se instalaron, nacieron sus dos hijos, que hoy tienen seis y tres años... Pero él empezó a aborrecerla al darse cuenta de su carácter peleón y egocéntrico, al ver que no entendía su trabajo, al ver que no respetaba su afición a salir de excursión en bici los sábados por la mañana con los amigos, al tener que soportar sus ataques de histeria por cualquier nimiedad. A tal extremo llegó la situación, que él pensó en abandonarla e irse de su casa, pero decidió aguantar un poco más por sus hijos; los niños estaban (y están) por encima de cualquier consideración y/o situación. Miguel Ángel se moriría literalmente de tristeza si lo apartaran de sus hijos... Bueno, continúo: La vida de la pareja se convirtió en un infierno, y ya las broncas, las suspicacias, las zancadillas..., etc, se sucedieron por cualquier nimiedad; ella veía con impotencia que se le escapaba, e intentaba por todos los medios retenerle a su lado... Pero era ya demasiado tarde; él había dejado de quererla, y, si aguantaba, era por Jonathan y Laura. Y justo en esos días, a la pobre muchacha (no me alegro yo de las desgracias ajenas. No tengo tan mala leche, como dices tú) le diagnosticaron un cáncer de útero. Él se portó con ella de fábula, la ayudó durante todo el tratamiento, durísimo, de quimioterapia, y hasta que no vio que estaba más o menos curada (ya sabemos lo imprevisible que es esta enfermedad) no aceptó el traslado aquí a Irún...

Candelaria, mi amiga del alma, ¿crees que hice bien actuando como actué una vez Miguel Ángel acabó su cruda narración? A pesar de que me invadió la impotencia más absoluta, a pesar de que no sabía lo que tenía que hacer, a pesar de que esa pobre chica me inspiraba compasión, a pesar de todo, sólo le dije: Te quiero. Se quedó de piedra. Le dije que tenía todo mi apoyo, que si quería traerse a sus hijos a mi casa, que lo hiciera, que a mí no me importaba... Al contrario, formaríamos una estupenda familia numerosa, con sus hijos y con el mío. No quería perder a ese hombre, no quería perder al que ya sabía a ciencia cierta que es el gran amor de mi vida, no quería perder a quien me aporta tranquilidad y estabilidad y me hace sentir como una niña con zapatos nuevos. Es increíble la fuerza que tiene ese sentimiento llamado AMOR. Es un tornado que todo lo arrasa, que todo lo puede... Es la fuerza más maravillosa que tiene el Ser Humano, y la pena es que no es la que domina el mundo en estos tiempos.

Esa noche, Miguel Ángel no se fue. Y decidimos vivir juntos. Fue entonces cuando ella empezó a amenazarme telefónicamente, a insultarme y a asustarme; me decía que ese hombre estaba casado (primera mentira), que se llevaban fenomenal (segunda mentira), que yo no iba a quitarle lo que era suyo y que si hacía eso no me quedaba más remedio que atenerme a las consecuencias... Que estaba enferma y que yo no era quien para destrozar aún más su vida, que era una maldita puta sin entrañas que me había encaprichado de su marido como un niño malcriado se encapricha de los juguetes de otro, que defendería lo suyo si era preciso con sangre... Te juro, amiga mía, que me dominó el terror; estaba tan asustada que me resistía a salir a la calle sola, y no sabía si denunciar el asunto a las autoridades... No quería que a Xabi le pasara nada malo, me moriría si mi hijo es el centro de las iras de una tía loca como esa; desde el primer momento le dejé muy claro a Miguel Ángel que no estaba dispuesta a aguantar ni tanto así si lo que estaba en juego era la vida y la integridad de lo que más me importa en esta vida: Mi hijo Xabi. No. Eso lo tengo muy claro. Y Miguel Ángel así debía entenderlo. Si no arreglaba ese tema, podía ir olvidándose de mí.

Empiezo a entender yo también el poder de convicción del amor, Candelaria. Miguel Ángel partió esa misma semana hacia Pontevedra, habló largo y tendido con ella y le dejó las cosas muy claras; le hizo entender que no la dejaba porque estuviera enferma, ni muchísimo menos. Simplemente, había conocido a otra persona y quería intentarlo con ella. No se trataba de algo premeditado, porque la vida es una partida de ajedrez y no sabemos nunca con qué jugadas nos va a sorprender en un determinado momento. No quería hacerle daño, pero no podía negarle que hacía mucho tiempo que no se llevaban bien, que su relación estaba a punto de extinguirse por completo y que ahí su enfermedad en absoluto había intervenido... Y parece ser que ella se calmó, al menos en apariencia... Porque no ha vuelto a molestar más que de vez en cuando, que le da el puntazo y agarra el teléfono para insultarme un poco... Es entonces cuando Miguel Ángel la amenaza con grabar esas llamadas, denunciarla y quitarle los niños... Y se queda quieta por otra temporada. Y así vamos, amiga... Y dando gracias de que él no tenga problemas para ver a Jonathan y Laura siempre que quiere (lo de traerlos para que pasen temporadas con nosotros está más complicado, y tendrá que determinarlo un juez, amiga, cuando dicte el régimen de visitas y todo eso... Yo ya le he dicho a Miguel Ángel que se traiga en cuanto pueda a los críos a mi casa, que aquí van a estar bien con mi hijo... Y formaríamos un hogar genial).

Quiero a ese hombre, amiga. Ha cambiado el rumbo de mi vida, ha cambiado mi destino. Me hace sentirme la reina del universo con sólo mirarme a los ojos, me siento bien cuando está a mi lado, pero cuando no está me falta algo... ¿Es amor, verdad, Candelaria? Sí. Amor con mayúsculas. Amor verdadero. Amor que supera todas las barreras que se le pongan por delante. Amor que altera para siempre el curso de una existencia. Amor. Estoy enamorada a tope de Miguel Ángel, y no dejo de dar gracias cada día a Dios, al Destino o a quienquiera que rija los avatares de nuestra marcha por el camino de la vida por este maravilloso regalo que me han hecho después de tanta inestabilidad y de tanto sinsabor; está claro que la existencia diaria es una caja de sorpresas, y no sabes nunca qué es lo que te va a suceder, cuándo y por qué... Y eso es lo bueno, porque si supiésemos de antemano qué es lo que nos va a ocurrir... Como que no tendría gracia la cosa, ¿a que no, amiga?

Claro, que, si alguien nos avisara con un poquito de antelación de acontecimientos muy penosos que vamos a tener que vivir en un determinado momento... Podríamos evitar ciertas conductas, o, al menos, rectificarlas a tiempo... ¿Te estás preguntando que por qué te digo esto, amiga? Seguro que sí. Seguro que estás diciéndote que cómo en este párrafo contradigo mis afirmaciones del anterior... Pues te quedarás estupefacta cuando te cuente el motivo de tal contradicción: No sé si recuerdas que, la última vez que hablamos, te conté que estaba en lista de espera en el hospital de Irún para someterme a una complicada intervención quirúrgica de un hombro, el derecho, bajo la amenaza de perder el movimiento y el manejo del brazo si esa operación no se llevaba a cabo... Los dolores eran tan intensos y tan rabiosos, que estaba deseando que me ingresaran y me curaran... Estaba deseándolo, amiga, hasta que, dos semanas antes de la fecha prevista para la intervención... Descubro que estoy embarazada de cinco semanas. La verdad es que, dentro de la sorpresa monumental que nos causó la noticia, a Miguel Ángel y a mí nos invadió la alegría. No esperábamos una cosa así a los dos meses escasos de conocernos, pero no por ello dejó de hacernos una ilusión loca tener ese bebé que era fruto del amor inmenso, inquebrantable, sólido, apasionado, intenso, que había surgido entre nosotros; incluso llegamos a pensar en nombres como Maite o Luis para ponérselo a nuestro primer hijo en común, y llegamos a soñar con nuestros cuatro pequeños y nosotros dos en un hogar todos juntos, siendo la familia unida y feliz que nos merecíamos ser... Pero el equipo médico que me atendía se encargó de desbaratar nuestros planes de futuro y nuestros sueños al soltarme a bocajarro que tenía que abortar, que la operación que tenían que hacerme en el hombro no podían llevarla a cabo si estaba embarazada... Imagínate la puñalada que me clavaron en lo más hondo de mí, porque sabes de sobra, Candelaria, que sólo soy partidaria del aborto en caso de violación... Es que es muy fuerte que te digan que no puedes retrasar la intervención quirúrgica porque pierdes el brazo. Es muy fuerte que te den unas pastillas para matar al Ser Humano que llevas en tu interior, que te insten a tomarlas sin demora y que veas cómo un reguero de sangre se escapa de entre tus piernas y que sepas que es tu hijo que no ha tenido la oportunidad de nacer quien va ahí. Es muy fuerte eso. Es terrible, y nunca te abandona del todo el sentimiento de culpabilidad (por muy consciente que seas, por otra parte, de que sólo el Destino es culpable de tu desgracia), el sentimiento de impotencia por no poder hacer nada, el sentimiento de rabia por no poder cambiar las cosas... Y el sentimiento de curiosidad por saber cómo sería ese niño que las circunstancias no te permitieron traer al mundo; ¿cómo sería de guapo? ¿Cómo nos llamaría mamá, papá y tetes a su padre, a sus hermanos y a mí? ¿Cómo pensaría? ¿Cómo sería su carácter? ¿Cómo sentiría?

Ya sé lo que me vas a decir, amiga... Que, por más que piense en lo que pudo ser y no fue, no puedo variar el curso de los acontecimientos. Y tienes toda la razón del mundo, como siempre... Pero no puedo evitar comerme el tarro constantemente, no puedo, no puedo. Y le debo a Miguel Ángel el no haber caído en las garras terribles de la depresión; se ha portado conmigo como nadie lo había hecho jamás, ha sido mi paño de lágrimas, ha aguantado mis lamentos y mis instantes de mal genio con una paciencia y una tranquilidad que me han llegado al alma. Juntos hemos pasado estos meses, ayudándonos en nuestros respectivos problemas, y viviendo cada día como lo que es: Un inmenso regalo que la Vida nos hace, y que no debemos desaprovechar o menospreciar nunca... Por muy malos momentos que tengamos todos a veces, que quién no los tiene, vivir es incomparable a cualquier otra cosa. La vida es muy bonita, la vida es un camino de rosas y cactus, y a veces vemos más los pinchos que los pétalos... Pero hay que saborear cada momento y saber extraer las conclusiones y las experiencias, tanto positivas como negativas, que nos dejan los hechos que nos van ocurriendo a diario. Miguel Ángel y yo lo pasamos muy mal con todo lo que te he contado, pero la moraleja que nos ha dejado todo esto es que, cuando no le haces daño con premeditación y alevosía a nadie, tienes derecho a disfrutar de la vida como mejor te parezca. Que, cuando menos lo esperas, te vas para el otro barrio y lo único que te llevas es lo que has vivido y disfrutado aquí. Que hay que aplicarse la máxima latina Carpe diem (aprovecha el instante). No sabes nunca en qué momento te van a pasar las cosas, y eso (pese a que vuelva a contradecirme con lo que afirmé en el párrafo anterior) es lo verdaderamente apasionante de nuestro avanzar diario por el camino de la existencia. No dejo de preguntarme qué habría pasado si, aquella mañana fría y lluviosa, no hubiera cruzado la Plaza del Ensanche para ir a donde mi madre... Es más que probable que no hubiese conocido a Miguel Ángel y que nada de todo esto habría sucedido, y me alegro de haber salido a la calle con frío, viento y lluvia; una mirada a un trabajador cambió para siempre mi Destino. Miguel Ángel es a mí lo que Romeo a Julieta, Don Juan a Inés o Juan a Fortunata y Jacinta... O Carlos a ti. La vida entera. Mi razón para respirar. Le amo con todas mis fuerzas, y me dejaría matar por él. Sé que suena muy trascendental esto, mi querida amiga, pero te estoy hablando con el corazón en la mano; este hombre me ha dado toda la estabilidad que necesitaba para serenarme y para centrarme de una vez en mi vida. Miguel Ángel ha cambiado mi Destino, ha sido una estrella que ha caído del cielo y ha venido a parar a mi corazón. Es el amor de mi vida, y no voy a cometer ninguna estupidez que de mi lado apartarlo pueda. Me moriría si lo pierdo, mi querida Candelaria. Es el oxígeno de mis pulmones, las neuronas de mi cerebro y la sangre que corre por mis venas. Miguel Ángel es mi vida y mi pasión. Doy cada día gracias por habérmelo cruzado en el camino y compartir con él cada segundo que podemos. Doy gracias por ser la dueña de su corazón.

Por eso, mi querida Candelaria, me complazco tanto en escribirte esta larguísima carta, porque quiero hacerte partícipe de mi inmensa felicidad... ¡¡Estoy embarazada de cuatro meses, amiga!! No veas lo contentos, lo felices, lo dichosos que nos sentimos ante el nacimiento de nuestra hija Maite el próximo mes de mayo... Me siento súper bien, amigaaaaaaaaaaa,... Terriblemente entusiasmada por llevar en mis entrañas a la niña de Miguel Ángel, a la hija que va a ser el tesoro de nuestra casa... La vida nos ha recompensado por los malos momentos que pasamos cuando tuve que abortar, nos ha demostrado que, tras las sombras, siempre volvemos a ver la luz... Y, efectivamente, tras una mala racha siempre viene otra mejor... Y ahora la estamos viviendo, amiga, en esta dulce espera. Esta niña que nacerá en la segunda quincena de mayo es nuestro rayo de sol tras los nubarrones del pasado. Sus hermanos lo saben, y están expectantes por ver a la chiquitina y por cogerla en brazos; jajaja, mucho me temo que Maite va a ser el juguete de todos y una malcriada de cuidado... Siendo la pequeña de la casa, es lógico, ¿a que sí, amiga del alma? Jajajaja, pos sí... Que también se lo tiene merecido la chiquilla...

Prepárate, Candelaria, niña... Ahí va la traca final... ¡Miguel Ángel y yo nos casaremos el 19 de junio del año que viene! Siento que me ha tocado la Primitiva, amiga... Estoy que no cojo en mí, estoy con unas ganas de brincar y de pregonar a los cuatro vientos mi felicidad que para qué te cuento... Si no fuese por mi embarazo, ya habría hecho algún disparate para celebrarlo... Pero tranquila, mi querida amiga, que puedo controlar mis impulsos... Me mata Miguel Ángel, jajaja, si me pongo nerviosa antes de hora. Los meses pasan volando, y antes de que nos demos cuenta estaremos con Maite en brazos y casándonos ante el Alcalde de Irún... Tengo que pellizcarme para cerciorarme de que no estoy soñando, de tanta felicidad como siento. Miguel Ángel ha sido lo mejor que me ha regalado la Vida, y no puedo imaginármela ya sin él. Me ha enseñado el verdadero significado de la palabra AMOR, y es el amor de mi vida. Entre tú y yo, ni siquiera al padre de Xabi logró inspirarme la mitad de pasión y romanticismo que mi gallego favorito. Miguel Ángel es mucho Miguel Ángel. Lucharé para que nuestra felicidad dure siempre... Palabra de Ainhoa, palabra de honor.

Bueno, amiga mía, esta es la historia que ha cambiado el rumbo de mi Destino. Espero que esta carta llegue a tus manos, que la leas y que me puedas contestar. Sé que te va a dar muchísima alegría cuando sepas todo esto, e imagino que no hará falta que te diga que te quiero ver aquí en Irún el día de mi boda; quiero que compartas conmigo mi enorme dicha, que conozcas a Miguel Ángel y a Maite y que estés con nosotros en el momento cumbre de nuestras vidas. Quiero que me veas de nuevo, que firmes como una de mis testigos, que seas la madrina de bautismo de mi hija... Y quiero verte con Carlos, si es posible... A ver si me presentas al amor que da sentido a tu vida, y, jejejeje, a ver si me invitas a tu boda. Ya sé que las circunstancias se imponen entre vosotros, que son las que son y que no podéis cambiarlas por mucho que queráis, pero tú misma me decías a menudo que la magnitud de los sentimientos de dos personas es la que determina lo complicado de los obstáculos y las dificultades que puedan surgir... Te deseo lo mejor, amiga del alma, espero que puedas vivir una historia de amor maravillosa con ese chico que ocupa tu corazón y que te hace sentir la reina del Universo... Y no olvides que espero verte aquí en Irún el año que viene, Candelaria. Te espero.

Ojalá me contestes y me des señales de vida. Ojalá me cuentes qué tal te va... Y ojalá que Papá Noel y los Reyes Magos te colmen de felicidad en el próximo año y en todos los que te quedan por vivir. Te deseo que pases unas dulces y dichosas Navidades en compañía de tu familia y de Carlos, si es posible esto último... Tiene que serlo, amiga del alma; te lo mereces todo. Y punto pelota, como decimos por aquí.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hola Puri,

Hace unos años era muy difícil tener una segunda oportunidad, pero hoy en día es muy frecuente que las parejas se separen e intenten rehacer sus vidas con personas diferentes. Cuando no hay hijos las cosas son más fáciles, pero si la relación está muy deteriorada imagino que también ellos, los hijos, acaban comprendiendo que no hay que resignarse a ser infeliz.

¿Qué le habrá pasado a Candelaria? ¡Qué raro que haya dejado de dar señales de vida! No tiene buena pinta!! ¿No prepararás una segunda parte en la que nos cuentes su historia con Carlos? ¡Me has dejado intrigada!

Un besazo!!!
Anónimo ha dicho que…
Hola Puri.. Mi nombre es Carlos y vivo en Jerez de la Ftra (Cádiz).. trabajo en una entidad dedicada a la atención de personas con Parálisis Cerebral y estamos interesados en contactar contigo para ver las posibilidades de que participes en una "Charla-coloquio / Simposio" sobre Literatura y Parálisis Cerebral.. si te parece oportuno.. puedes escribirnos a la dirección de correo electrónico upace@jerez.es Recibe un saludo afectuoso desde Jerez.
Francis Nicolás ha dicho que…
"El amor es una cosa que te enrollas, te enrollas y te vuelves gilipollas."

la vida se abre camino... el amor siempre es un medio, nunca un fin para ser feliz.

Por cierto, estoy con Sapo... ¿inicias una saga?¿una serie tipo A3?

(Por lo que veo se te llena la agenda, ahora pa Cái

Un besazo.
Francis Nicolás ha dicho que…
¡Cuidate esa tendinitis, cabezona!!!


Un beso
Anónimo ha dicho que…
Hola Puri,
¿¿Sigues mal del brazo?? ¿¿Por eso no estás por aquí??
Cuídate mucho!!! Qué largo está siendo!!!
Lo siento muchísimo. Vuelve en cuanto puedas!!!
Un super beso!!!!!
buggy ha dicho que…
Hola Puri,
¿cómo vas?
Me dijo ariovisto que te vio. Espero que mejores pronto.
Un fuerte abrazo
Anónimo ha dicho que…
Un beso muy muy fuerte, Puri!!!
Anónimo ha dicho que…
Te echamos mucho de menos, Puri!!!
Cuídate!!!
Un millón de besos!!!!
Anónimo ha dicho que…
Un beso muy muy fuerte, Puri!!!
Anónimo ha dicho que…
Un beso muy muy fuerte, Puri!!!
Anónimo ha dicho que…
Muchísimos besos, Puri!!!
Estamos deseando que vuelvas!!!!
:) :) :)
Anónimo ha dicho que…
Un beso muy muy fuerte, Puri!!!
Fran Capitán ha dicho que…
Hola, Puri, periodista y forofa de las letras.

Hacía mucho que no me pasaba, así que te ruego me disculpes. Espero que te encuentres bien, aunque no actualices el blog, pero todo llegará. Lo primero es tu salud. Te deseo lo mejor para ti y los tuyos.

Besos y recuerdos, con afecto
Aresena ha dicho que…
Puri tus obras de arte si que son obras y tu diras esto no es una novela pero yo me refiero a como has contado la historia con esos maravillosos adjetivos, sentimientos muy bien expresados.
UN SALUDO:
- ROBERTO, tu amigo y el nieto de PepeSena

Entradas populares de este blog

UN AMOR TAN EXTRAÑO COMO IMPOSIBLE.

UNA HISTORIA DEL TEMPLETE.

DE AUTÉNTICA VERGÜENZA