¿DE QUÉ SIRVE EL IBI MÁS CARO?
El título de este artículo refleja el hartazgo, el hastío y el desprecio más absoluto de la ciudadanía eldense tras acabar un verano de lo más extraño y encontrarse con la factura del IBI… Cuyo importe es, un año más, el más caro de España (junto con el de un municipio catalán). Inevitablemente, vuelven a surgir infinidad de formas de enfado, cabreo, mosqueo y todos los sinónimos que recogen los diccionarios para definir el estado de ánimo de una sociedad más que harta de que el alcalde de turno meta la pata hasta el fondo (por no poner una expresión más soez) en el ejercicio de sus funciones.
¿Qué
es eso de que el alcalde de Elda está dispuesto a ceder el superávit de 13
millones de euros del Ayuntamiento al Gobierno de la nación? Afortunadamente,
el acuerdo de la FEMP y el Ministerio de Hacienda no ha sido aprobado por el
Congreso de los Diputados, pero su anuncio ha bastado para incendiar redes
sociales, tertulias, charlas, medios de comunicación, etc. A la gente que sufre
las consecuencias de la situación de la pandemia y de la gravísima crisis
económica que se deriva de ésta, no se le puede decir que con la ley Montoro
los ayuntamientos no han podido gastar su superávit en inversiones para sus
vecinos, teniendo que dejar ese dinero ingresado en los bancos; en total
actualmente unos 15.000 millones de euros".
La
gente no entiende de fondos perdidos, préstamos, intereses… La gente entiende
que la ciudad no es la "ciudad de las estrellas", sino "la
ciudad de los estrellados": Se teme que Villena termine consiguiendo el
puerto seco del AVE, la infraestructura ferroviaria estratégica para el Alto y
Medio Vinalopó, ante la falta de rapidez y de interés de la clase política
eldense; se lamenta que la idea de una feria virtual del calzado no atraiga al
Ayuntamiento; se lamenta que el premio a la mejor calzada sea suspendido por la
falta de dinero (con lo que significaba a nivel promocional para la ciudad); se
lamenta que fondos de inversión se interesen en adquirir y revitalizar centros
comerciales de Petrer mientras aquí soñamos eternamente con tener uno. En fín;
la vida es sueño en Elda.
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