HARTAZGO, NO, LO SIGUIENTE


Qué enfado, qué cansancio y qué aburrimiento provoca la clase política en la ciudadanía al contemplar los dimes y diretes y los palos de ciego y las órdenes que van y vienen y su nefasta actuación en la segunda oleada de la pandemia. Qué desastre y qué desbarajuste, por el amor de Dios: 17 Comunidades Autónomas y 17 formas de interpretar y aplicar unas Leyes ya de por sí contradictorias y que están generando hartazgo, no, lo siguiente, por la implantación y la marcha atrás en cuestión de horas, por las medidas aplicadas por unos y retiradas por otros, por los confinamientos y desconfinamientos de un día para otro, por… 

Y qué asco dan las broncas, los reproches y las riñas de patio de colegio del Gobierno Central y la Comunidad de Madrid. El Pte. Sánchez decreta el Estado de Alarma en Madrid “porque hay que proteger la salud pública ya”, y la Pta. Díaz Ayuso lo acusa de no querer sentarse a negociar y de no darle más tiempo para ver la evolución de las medidas que su gobierno aprobó semanas y días antes. Será verdad que sus respectivos equipos mantienen contactos y negociaciones, será verdad que la pandemia ha descolocado al mundo entero y aún se desconoce su evolución, será verdad que el equilibrio entre salud y economía es muy complejo porque ambas cosas son vitales para el país entero… Sí, será todo muy difícil, nadie lo discute, pero… ¿Por qué no tienen sentido de Estado y se comportan como corresponde? ¿Por qué no cesan las tensiones partidistas y se centran de una vez por todas en las personas que con sus votos los han puesto, a unos y a otros, en los cargos que ocupan actualmente? ¿Por qué…? Dan vergüenza ajena las respuestas a estas reflexiones, francamente.

Hartazgo, no, lo siguiente, es lo que provoca en la ciudadanía en general el vergonzoso comportamiento de una parte de la misma: Fiestas masivas en colegios mayores, botellones descontrolados, colas para entrar a locales de ocio que no se rigen por la misma normativa que la hostelería… Y todo eso sin geles desinfectantes ni mascarillas ni distancia de seguridad ni limitaciones de número de personas. Se supone que somos adultos y que, como tales, tenemos responsabilidades, capacidad de raciocinio, respeto a las normas y respeto a las personas que nos rodean… Se supone que no tendrían que castigarnos con restricciones ni con multas. Se supone.

Comentarios

Carmen ha dicho que…
Se puede decir más alto pero no más claro.
Totalmente de acuerdo contigo
Saludos paisana
Puri ha dicho que…
Gracias por leerlo, Carmen.
Un abrazo agradecido.

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