VÁNDALOS.



Aunque cabría preguntarse por qué no se les ocurrió presentarla y llevarla a cabo durante los años que estuvieron en el gobierno municipal, hay que admitir que la moción presentada por el PP en el Ayuntamiento de Novelda (y aprobada por unanimidad en un reciente pleno) es muy loable y hay que desear que salga bien. Porque dicha iniciativa consiste en crear una exposición que recorrerá los colegios e institutos de la localidad y mostrará los daños que ocasiona el vandalismo, cuya última muestra se halla en los destrozos perpetrados en el Parque del Oeste: Pintadas, roturas en aseos o robo de cables hechos con el único fin de pasarlo bien haciendo mal.
Vándalos, gamberros y traviesos los ha habido en todas las épocas y los habrá, pero lo que está pasando ahora no se había visto nunca. ¿Cuándo se había visto antes que los Consistorios repongan mobiliarios urbanos estropeados por actos vandálicos y antes de una semana ya estén hechos polvo otra vez? ¿Cuándo se ha visto a niños arrancando flores, césped o macetas en los parques públicos, en muchas ocasiones con el consentimiento o (lo que es más grave aún) con la ayuda de padres, abuelos o cuidadores? ¿Cuándo se ha visto a un adulto girar la cabeza mientras su niño echa petardos al interior de una estatua en un jardín público? Está muy bien educar a los chavales con charlas y exposiciones en colegios e institutos, y está muy bien tratar de inculcarles nociones de civismo, pero como no se eduque a los adultos de poco servirán buenas iniciativas como ésta. De poco sirve enseñar a un niño en el colegio a usar una papelera si luego ve a su padre echar el envase del zumo al césped del parque. Y ejemplos como éste se pueden poner cientos, por desgracia.
El problema de fondo es que, sin ánimo de generalizar, somos pasotas y desnaturalizados. No se valoran los espacios comunes, no se valora nada porque tenemos un montaje de vida que como no nos cuesta conseguir nada no le damos valor a nada. No se respeta el entorno en el que vivimos, no se cuida nada, y mucha gente mata su aburrimiento y palia su carencia de afecto familiar mutilando plantas o destrozando el mobiliario urbano, como si así se fueran a sentir mejor… Y puede que, momentáneamente, sea así. Pero las carencias afectivas continuarán, y el desaguisado hecho al parque o a la farola, a la maceta o al banco, seguirá ahí, hasta que el correspondiente Ayuntamiento lo reponga. Con el coste económico y laboral que ello acarrea.Romper cosas que son de todos, que costeamos entre todos y que están ahí para disfrute de todos, no sirve para nada… Sólo para hacer daño al medio en que vivimos. Y eso es lo que tienen que intentar hacer entender los Ayuntamientos a los ciudadanos, con campañas de concienciación y con sanciones más duras. Sanciones que piquen y que hagan ver a los ciudadanos que los actos vandálicos no conducen a nada… Salvo al deterioro del entorno en el que todos vivimos.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Partiendo de la idea, querida amiga, de que no se respeta a las personas, de que el respeto más elemental del "buenos días", se ha perdido y que no nos fiamos ni del telefonillo de los timbres..., dejar que un perro se cague en la puerta de los vecinos,maltratar a una mujer, abandonar a un recién nacido en el contenedor. menos preciar a un oscurito de piel... no parece nada al lado de tirar un brick de zumo de frutas del bosque al parque..(a lo mejor piensan que como pone "frutas del bosque" colaboran con la sostenibilidad.) Lleva usted razón, más educación y menos educoacción

Un beso.
Ariovisto
Anónimo ha dicho que…
¡¡GRACIAS, profe!! Desde luego falta educación por un tubo, y mucha más humanidad.
Me alegro de que te guste el artículo. Lo mandé al INFORMACIÓN, pero no ha salido... Hasta ahora.

BESOS.
buggy ha dicho que…
Hola Puri,
totalmente de acuerdo con el artículo. Desde luego mis hijos/as van a saber por parte de sus padres lo que está bien y lo que está mal. Y si hay que reñir, se riñe. Y si hay que castigar, se castiga. El que tira el papel al suelo no solo ensucia, sino que se degrada como persona.

Hay un parque en mi ciudad que está muy cerca de dos colegios. En los descansos los niños más mayores pueden salir a ese parque y toman el almuerzo sentados en los juegos de los niños pequeños (de 2 a 6 años). Cuando se van aquello parece un basurero. Mi madre, indignada, fue a hablar con los profesores de uno de los colegios y la respuesta fue "¿cómo sabe que son nuestros alumnos y no los del otro colegio?". Otro tipo de profesores simplemente se habrían dirigido a sus alumnos para indicarles que eso estaba pasando y que no ensuciasen el parque. Si los padres son unos guarros y los profesores se lavan las manos, ¿dónde acaba el papel o el brick de zumo?
Un saludo

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