RICARDO Y GORKA.
(Profe... ¿Te acuerdas de este relato? ¡Ya tiene años, jejejeje!).
Ricardo alucinó de espanto cuando vio el castillo donde sus amigos habían decidido alojarse en un alto del camino de Santiago. Era un inmueble antiguo, donde muchos siglos atrás acaecieron muchas batallas y había gozado del más esplendoroso lujo gracias a sus nobles moradores, pero que en la actualidad era un hotel y tenía la leyenda de que en él pasaban cosas muy extrañas. Finalmente, nuestro amigo aceptó porque sabía que no hallarían nada mejor...
La suspicacia del muchacho se convirtió en verdadero pavor cuando se quedó solo en su habitación. Notó una extraña corriente de aire y quiso gritar al ver cómo se le aparecía un pirata con su pata de palo, su barba y su ojo derecho tapado.
-¡¡¡Hola!!! ¿Te gusta este castillo? ¡¡Ja, ja, ja!!-Le preguntó burlonamente el fantasma.
-No... ¿Quien eres?-Acertó a susurrar el chico.
-Soy Gorka el Travieso, el más gamberro de los piratas vascos de hace tres siglos...
-¿Y qué quieres?
-¡¡¡Ja, ja, ja!!! ¡Mostrarte el último tesoro que les choricé a los indianos antes de palmarla!
La súbita llamada a la puerta de un amigo de Ricardo hizo que Gorka se esfumara. Pese a que el chico esperó entre temeroso y curioso a que volviese, el fantasma no volvió. Los meses pasaron y Ricardo pensó que todo había sido producto de su imaginación; llegó a olvidarlo hasta que, en las vacaciones de Semana Santa, estando solo en el apartamento de sus padres en la playa de San Juan, volvió a sentir la extraña corriente de aire y un Gorka tronchado de risa apareció otra vez ante sus ojos...
-¡¡Hola!! ¡¡Ja, ja, ja!! ¿Te has sorprendido?
-¡Mucho! Pero desaparece de mi vista, fantasma burlón...
-Y rico...
-Me estás tomando por gilipollas... Y eso no se lo consiento a nadie.
-Ricardo, de verdad que tengo un tesoro, y quiero que lo disfrutes tú...
-¿Y por qué?
-¡¡Ja, ja, ja!! Porque me caes bien. Porque no quiero que lo descubran las excavadoras que van a picar donde quieren construir una urbanización, al lado de donde está el castillo vasco...
-¿El que visitamos el verano pasado?
-Sí...
-¡Anda ya! ¡Seguro que me estás tomando el pelo! ¿Se puede saber por qué con los millones de personas que hay me has escogido a mí?
-¡Joder, qué pesado! ¡Porque me caes bien! ¡Adiooooosssss!
El muchacho se enfureció porque al oír la puerta, Gorka desapareció de nuevo, dejándole otra vez con la duda de si era cierta la historia del pirata vasco y con la incertidumbre de si se estaba permitiendo guiarse por la codicia. Sus estudios de periodista le sirvieron para culminar con éxito, frente a la tumba de Gorka, en el cementerio de Pamplona, la investigación sobre su vida y sus hazañas que empezó al día siguiente de su último encuentro. A partir de entonces supo que la historia del tesoro era cierta, que Gorka no le mintió. Fue un famoso pirata vasco del siglo XVIII que acumuló una inmensa fortuna robando el oro de los barcos procedentes de América cuando se disponían a atracar en los puertos del Cantábrico. En su última hazaña, cuenta la leyenda que ocultó un importante tesoro en un sitio misterioso, y que murió torturado en la prisión donde lo condujeron acusado de dicho hurto.
-¡¡Ja, ja, ja! ¡Has dado con mi tumba!
-¡¡Gorka!!-Ricardo se sorprendió al ver al fantasma-¡Me vas a matar a sustos!
-¿Has visto que no te mentía? ¡Tranquilízate, estás acojonadito!
-Menos rollo, Gorka, ¿cuándo va a terminar todo esto?
-Cuando me dejes revelarte dónde está mi tesoro...
-¡¡Serás capullo!! ¡¡Si siempre me dejas a medias!!
-Es que me chifla el suspense...
El fantasma prorrumpió en una estruendosa carcajada y desapareció, dejando de nuevo a Ricardo sorprendido y enfadado. ¡Quién iba a decirle a él que iba a vivir acosado por un espectro que se cachondeaba hasta de la madre que lo parió! Decidió olvidar el asunto y dedicarse a sus estudios y a su trabajo. Los meses pasaron y llegó a no acordarse de Gorka y su tesoro.... Hasta que una noche de tormenta, mientras redactaba un artículo en su ordenador, se asustó al observar atónito cómo la imagen de la pantalla desaparecía para dar paso a la cara del pirata vasco...
-¡¡Hola, Ricardito!!
-¡¡¡Gorka!!! Otra vez tú...
-He vuelto para contarte dónde está el tesoro...
-¿El tesoro? Venga ya, no juegues conmigo. Además, seguro que ya no tiene valor... Han pasado tres siglos...
-¿No valen ya los lingotes de oro?
-Sí...
-Entonces, escucha...
El fantasma le reveló con pelos y señales el escondite del tesoro. Tres semanas después, Ricardo estaba de nuevo frente al castillo de San Sebastián, preparado para la aventura más arriesgada de su vida. ¿Existiría aún el famoso tesoro? ¿O había sido víctima de las ganas de juerga de Gorka?
Ricardo alucinó de espanto cuando vio el castillo donde sus amigos habían decidido alojarse en un alto del camino de Santiago. Era un inmueble antiguo, donde muchos siglos atrás acaecieron muchas batallas y había gozado del más esplendoroso lujo gracias a sus nobles moradores, pero que en la actualidad era un hotel y tenía la leyenda de que en él pasaban cosas muy extrañas. Finalmente, nuestro amigo aceptó porque sabía que no hallarían nada mejor...
La suspicacia del muchacho se convirtió en verdadero pavor cuando se quedó solo en su habitación. Notó una extraña corriente de aire y quiso gritar al ver cómo se le aparecía un pirata con su pata de palo, su barba y su ojo derecho tapado.
-¡¡¡Hola!!! ¿Te gusta este castillo? ¡¡Ja, ja, ja!!-Le preguntó burlonamente el fantasma.
-No... ¿Quien eres?-Acertó a susurrar el chico.
-Soy Gorka el Travieso, el más gamberro de los piratas vascos de hace tres siglos...
-¿Y qué quieres?
-¡¡¡Ja, ja, ja!!! ¡Mostrarte el último tesoro que les choricé a los indianos antes de palmarla!
La súbita llamada a la puerta de un amigo de Ricardo hizo que Gorka se esfumara. Pese a que el chico esperó entre temeroso y curioso a que volviese, el fantasma no volvió. Los meses pasaron y Ricardo pensó que todo había sido producto de su imaginación; llegó a olvidarlo hasta que, en las vacaciones de Semana Santa, estando solo en el apartamento de sus padres en la playa de San Juan, volvió a sentir la extraña corriente de aire y un Gorka tronchado de risa apareció otra vez ante sus ojos...
-¡¡Hola!! ¡¡Ja, ja, ja!! ¿Te has sorprendido?
-¡Mucho! Pero desaparece de mi vista, fantasma burlón...
-Y rico...
-Me estás tomando por gilipollas... Y eso no se lo consiento a nadie.
-Ricardo, de verdad que tengo un tesoro, y quiero que lo disfrutes tú...
-¿Y por qué?
-¡¡Ja, ja, ja!! Porque me caes bien. Porque no quiero que lo descubran las excavadoras que van a picar donde quieren construir una urbanización, al lado de donde está el castillo vasco...
-¿El que visitamos el verano pasado?
-Sí...
-¡Anda ya! ¡Seguro que me estás tomando el pelo! ¿Se puede saber por qué con los millones de personas que hay me has escogido a mí?
-¡Joder, qué pesado! ¡Porque me caes bien! ¡Adiooooosssss!
El muchacho se enfureció porque al oír la puerta, Gorka desapareció de nuevo, dejándole otra vez con la duda de si era cierta la historia del pirata vasco y con la incertidumbre de si se estaba permitiendo guiarse por la codicia. Sus estudios de periodista le sirvieron para culminar con éxito, frente a la tumba de Gorka, en el cementerio de Pamplona, la investigación sobre su vida y sus hazañas que empezó al día siguiente de su último encuentro. A partir de entonces supo que la historia del tesoro era cierta, que Gorka no le mintió. Fue un famoso pirata vasco del siglo XVIII que acumuló una inmensa fortuna robando el oro de los barcos procedentes de América cuando se disponían a atracar en los puertos del Cantábrico. En su última hazaña, cuenta la leyenda que ocultó un importante tesoro en un sitio misterioso, y que murió torturado en la prisión donde lo condujeron acusado de dicho hurto.
-¡¡Ja, ja, ja! ¡Has dado con mi tumba!
-¡¡Gorka!!-Ricardo se sorprendió al ver al fantasma-¡Me vas a matar a sustos!
-¿Has visto que no te mentía? ¡Tranquilízate, estás acojonadito!
-Menos rollo, Gorka, ¿cuándo va a terminar todo esto?
-Cuando me dejes revelarte dónde está mi tesoro...
-¡¡Serás capullo!! ¡¡Si siempre me dejas a medias!!
-Es que me chifla el suspense...
El fantasma prorrumpió en una estruendosa carcajada y desapareció, dejando de nuevo a Ricardo sorprendido y enfadado. ¡Quién iba a decirle a él que iba a vivir acosado por un espectro que se cachondeaba hasta de la madre que lo parió! Decidió olvidar el asunto y dedicarse a sus estudios y a su trabajo. Los meses pasaron y llegó a no acordarse de Gorka y su tesoro.... Hasta que una noche de tormenta, mientras redactaba un artículo en su ordenador, se asustó al observar atónito cómo la imagen de la pantalla desaparecía para dar paso a la cara del pirata vasco...
-¡¡Hola, Ricardito!!
-¡¡¡Gorka!!! Otra vez tú...
-He vuelto para contarte dónde está el tesoro...
-¿El tesoro? Venga ya, no juegues conmigo. Además, seguro que ya no tiene valor... Han pasado tres siglos...
-¿No valen ya los lingotes de oro?
-Sí...
-Entonces, escucha...
El fantasma le reveló con pelos y señales el escondite del tesoro. Tres semanas después, Ricardo estaba de nuevo frente al castillo de San Sebastián, preparado para la aventura más arriesgada de su vida. ¿Existiría aún el famoso tesoro? ¿O había sido víctima de las ganas de juerga de Gorka?
Comentarios
jeje...
Un beso.
BESAZOS, MY DEAR PROFE.
Y no es tan malo, es deliciosamente iniciático...(de ciática, jejeje)
Besiko
¡Hasta los relatos de ariovisto son mejores! (je, je, je)
¿Nos pondrás la segunda parte o no terminaste la historia? Espero que continúe!!
Un beso!
BESAZOS, MY DEAR PROFE.
UN ABRAZO,
TRES BESOS,
Richard Gere es un estorbo en esa peli. Deberían haber enfocado todo el rato a Debra y no me cansaría de verla.
Por cierto, se le ve jovencito...
Un abrazo
Tienes razón con lo del vídeo... :)
Un beso!
Yo siempre tengo prisa...
Me olvidé el móvil... y estaba mi niña esperando la servesica...
Por cierto, ¡qué calor, joder!
Insisto bonitas gafas... debes ver el mundo, digamos, de otro color más positivo...
Un besazo...