PLANTA ASFÁLTICA EN ELDA
El primer pleno físico del ayuntamiento de Elda (cortísimo, pues sólo duró 16 minutos) cumplimentó los trámites para aprobar el convenio de cesión del Ecoparque y abordar los reconocimientos extrajudiciales de crédito. Y, por otro lado, en el turno de preguntas, el edil popular Fran Muñoz valoró positivamente el trabajo del socialista Eduardo Timor, responsable de Urbanismo, respecto al controvertido tema de la apertura de una planta asfáltica en Elda; en vista de ello, acordaron hacer públicos los informes para que la población que critica estas instalaciones los examine y se tranquilice.
Las Plantas Asfálticas están conformadas por un conjunto de equipos, capaces de producir altos volúmenes de asfalto o mezcla asfáltica, destinadas especialmente a la construcción de carreteras, caminos y calles; los volúmenes de producción pueden ir desde 50 a 180 toneladas/hora, dependiendo del modelo. Seamos claros: No relaja saber que el asfalto puede causar irritaciones, dermatitis, riesgos de incendio o quemaduras por estar calentado a altas temperaturas. No relaja saber que los principales peligros en la manipulación de productos asfálticos son incendio, quemaduras, descarga de asfalto a estanques, inhalaciones de vapores y gases de asfalto caliente. No relaja saber que la emanación de gases tóxicos puede ser muy peligrosa si no se cuenta con la prevención y la protección necesarias. Pero en esta ciudad nuestra, industria zapatera por antonomasia, se ha convivido (y aún se convive) con cemen, colas, plásticos…, etc., en casas, talleres clandestinos o recintos desprovistos de todo tipo de medidas de seguridad e/o higiene. En esta ciudad ya se sabe lo que es vivir con materiales peliagudos y las consecuencias de su manipulación.
Es entendible que los ciudadanos desconfíen, tengan miedo del posible impacto medioambiental que se pueda dar en las instalaciones de esa índole o no se crean las palabras de los políticos. Es entendible, por supuesto que sí… Pero Elda no está ni para remilgos ni para despreciar un negocio que, bien construido y asegurado, va a generar unos puestos de trabajo que muchas personas necesitan como agua de mayo. No podemos estar pidiendo diversificación industrial para una ciudad que se está afianzando como dormitorio a pasos agigantados y luego poner el grito en el cielo si se presenta la oportunidad de instalar un negocio que dé trabajo. No se puede fiarlo todo a la actividad zapatera en estos durísimos tiempos que nos ha tocado vivir. No se puede dejar escapar oportunidades económicas, fiscales y laborales porque nos paralice el miedo. Ni Elda ni su ciudadanía están para eso. La ocasión la pintan calva.
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