FACTURAS QUE ECHAN CHISPAS.

Por si los consumidores no tuviéramos bastantes quebraderos de cabeza entre crisis, hipotecas, precariedad laboral o incertidumbre salarial, por si no hubiese bastante preocupación por las escasas perspectivas de mejoría del panorama económico a corto o medio plazo, y por si no hubiese bastante con las nuevas tasas que los Ayuntamientos se están sacando de la chistera para aumentar unos ingresos mermados por la susodicha crisis… Encima hay que ver cómo las facturas de la luz de casi todo el mundo en este país nuestro echan chispas.
Al hecho de que en diciembre una compañía eléctrica manda una factura de la luz a los usuarios, de poca cantidad de dinero, con una lectura del contador estimada ya que el empleado no pasa a ver el contador (según parece, a partir de ahora van a cobrar la luz mensualmente y no como hasta ahora cada dos meses, y sin embargo la lectura del contador la van a hacer cada dos meses, por lo que la lectura del mes intermedio será estimada), se suma la alerta efectuada por FACUA de que millones de recibos de la luz emitidos en febrero facturan de forma irregular la energía consumida a finales de 2.008 al aplicar las tarifas más caras vigentes desde comienzos de año.
Ante la magnitud del problema y la justificada preocupación que está generando en una ciudadanía ya ahogada por los malabarismos que hay que hacer para llegar a fin de mes (máxime los que no saben si cobrarán su sueldo mañana o los que no tienen nada cuando se les acaben todas las prestaciones por desempleo), lo que tiene que hacer el Gobierno central es mostrarse duro e inflexible con todas las compañías eléctricas y obligarlas a la devolución automática de las cantidades millonarias presuntamente cobradas de más a los usuarios sin que éstos tengan que presentar reclamaciones. Y FACUA hace muy bien en exigir al Gobierno sanciones ejemplares a las compañías si finalmente se demuestra que han podido vulnerar la Ley al realizar estimaciones de consumo a la baja en los meses en los que no leen los contadores; no se puede ahogar a la gente con más facturas que echan chispas, porque ni es justo ni es razonable ni están las cosas para eso. No se puede pretender competir a ver quién es más rentable a costa de los cada vez más mermados bolsillos de los consumidores… Que, a este paso, vamos a acabar abrigándonos con mantas y alumbrándonos con velas, como si la electricidad fuese un lujo en vez de una necesidad en los tiempos que corren.