CRIMEN Y CASTIGO.
(Una amiga mía acaba de leer "Crimen y castigo", y me ha pedido poder leer el trabajo que en su momento hice en las clases magistrales de literatura impartidas por my dear profe Ariovisto. Aprovecho la ocasión para colgaros aquí una copia... ¡¡Espero vuestras opiniones!!).
CRIMEN Y CASTIGO.
Argumento de Crimen y castigo.
Crimen y castigo es una de las grandes novelas del Realismo europeo, y una de las obras más famosas del escritor ruso Fedor Dostoiyeski (1.821-1.881).
Cuenta la tremenda historia de Raskolnikof, un estudiante ruso de la época pre-bolchevique, hundido en la más absoluta miseria. Este personaje es muy huraño, muy taciturno, y desprecia cualquier compañía humana.
Un día, en una taberna, oye a un grupo de jóvenes comentar que les gustaría matar a una vieja y malvada prestamista rica con la que todos ellos tienen tratos. La idea, que en un principio se le antoja monstruosa, comienza a rondar por la cabeza de nuestro protagonista, que la desecha de inmediato. Sin embargo, hay un acontecimiento inesperado que lo hace cambiar de idea: recibe una carta de su madre contándole que su hermana, Dunia, va a casarse (él deduce que para sacarles de la miseria) y no lo acepta. Tras hacer un “ensayo”, y, preso de ira y delirio, mata a la usurera y a la hermana de ésta (testigo del crimen).
Al rato de estar en su cuartucho, ocultando las joyas y el dinero que ha robado a la vieja, recibe una notificación de comisaría, y, una vez allí, a punto está de confesar su delito, ya que se siente presionado, pero se entera de que lo llaman por otro asunto. Al poco tiempo, vaga por las calles delirando y divagando sobre dónde esconder las joyas (al final, la echa bajo una piedra sin mirarlas), y reconoce que está medio loco. Después, acude a ver a su amigo Razulmijne para pedirle un empleo, y, haciendo gala de su carácter contradictorio, paga sus nervios con él y sale corriendo. Vuelve a él, y su amigo le da un texto para traducir y un poco de dinero. De nuevo se arrepiente y devuelve todo al estudiante.
Cae desmayado y enfermo, y, cuando descubre que ha delirado, el terror se apodera de él. Es aquí cuando empieza la tormentosa disyuntiva que lo poseerá hasta que dos personas (además de Sonia, que se entera por él) le confirman sus temores: ¿lo saben o no lo saben? Desesperado, intenta huir, pero está muy débil. Van a visitarlo su amigo y un médico, que, tras atenderlo, se ponen a discutir sobre el crimen. Raskolnikof los escucha aterrado, y más cuando llega el prometido de su hermana Dunia y se une a la charla. Al final, se queda solo y sale a pasear; llega a un puente e intenta tirarse por él, pero desiste al ver lanzarse a una mujer. Dirige sus pasos a la comisaría, pero da marcha atrás y vuelve al lugar del crimen. Raskolnikof da todos estos pasos enloquecido y delirante. Sin embargo, algo ocupa momentáneamente su atención: el atropello del padre de Sonia por un coche rico. El pobre borracho muere en su casa gracias a Raskolnikof, que recuerda su dirección y ordena trasladarlo.
Una vez más, piensa que debe entregarse, y se avergüenza de haberlo meditado. Más tarde, recibe la visita de su madre y su hermana; discuten sobre el futuro matrimonio de Dunia (ya apuntamos antes que nuestro protagonista no lo aprueba) y las echa de allí con prepotencia. Su amigo les consigue un alojamiento. Al día siguiente, vuelven a visitarlo y la discusión se reanuda por las pullas que Rodia les lanza sobre el prometido; a continuación, les pide perdón (con lo que tenemos una nueva muestra del complejo carácter de Raskolnikof).
Éste decide, poco después, ir a ver al juez que investiga el caso de la vieja. Dialogan, y se enfurece al creer que el magistrado sospecha que él es el asesino, y más cuando empieza a ser interrogado por sorpresa, tanto, que a punto está de perder los estribos y huir. El juez le revela, impasible, que ha leído un artículo suyo en el que defiende ”el derecho moral de un individuo a matar si con ello hace un servicio a la Humanidad”. Más adelante comentaremos este punto. Por último, el magistrado le insinúa-ordena que vaya a comisaría a declarar sobre los objetos que empeñó en casa de la vieja. Cuando logra huir de Porfirio (el juez), va temblando, deja solo a su amigo y desaparece. Durante su deambular errante, un hombre lo llama asesino, con lo que se queda petrificado. En su casa, reconoce que lo de la vieja ha sido un error, “pero el meollo no está en ella”. Otra vez débil, sueña con el crimen y con el hombre que lo acusó en el cap. anterior.
Tras recibir a un hombre que acosó a Dunia, Raskolnikof es testigo de la ruptura entre su hermana y su prometido; éste trata a su novia y a su futura suegra con despotismo y altivez, y esto, junto al dinero que su antiguo acosador entrega a Dunia procedente de la herencia de su difunta esposa, hace que las dos mujeres cobren fuerza y planten cara al cínico y cruel Pior (que pretendía casarse con una chica pobre para que le estuviera eternamente agradecida y sometida a su santa voluntad). Tras esta violenta escena, Raskolnikof abandona a su familia al cuidado de su amigo y va a ver a Sonia. Después de una tensa y extraña conversación (en la que le dice que para escapar de la miseria no le queda más salida que el suicidio y que su hermana también acabará siendo prostituta), termina comunicándole que al día siguiente le dirá quién mató a la vieja y a su hermana (amiga de Sonia), sin sospechar que el ex acosador de Dunia lo ha oído todo desde su cuarto.
Acto seguido, acude a ver a Porfirio, y como éste lo trata con amabilidad, nuestro protagonista cree que es una táctica para hacerle confesar y se pone fuera de sí. Cuando el juez lo presiona y está a punto de soltarlo todo, aparece uno de los pintores que estaban en el edificio a la hora del crimen y confiesa que es el asesino. Raskolnikof, aterrado, lo interpreta como “un arma de dos filos” (de momento, se ha librado, pero pueden averiguar la verdad en cualquier instante).
Cumpliendo su palabra, al día siguiente va a ver a Sonia y acaba contándole que él es el asesino, y que lo hizo por él mismo, para ver si se atrevía a hacerlo. Sonia, que se ha enamorado de él, le aconseja entregarse; Raskolnikof se resiste al principio, pues no entiende que deba hacerlo (más adelante comentaremos este aspecto), pero acaba prometiéndole que lo hará. Más tarde, en la comida de funerales del padre de Sonia, el ex acosador de Dunia revela a nuestro protagonista que ha oído sus conversaciones con su vecina, hecho que le ocasiona un nuevo ataque de pánico.
Poco después, Catalina, la madrastra de Sonia, pierde por completo el juicio (obliga desesperada a sus hijos a bailar y cantar en la calle para pedir limosna y cae agotada a consecuencia de una hemorragia por la tisis que padece) y muere en casa de su hijastra. Este pasaje es sobrecogedor al reflejar tan crudamente la desesperación ante la miseria extrema que siente una madre preocupada por sus hijos.
Tras este nuevo susto, Raskolnikof recibe otro: la visita de Porfirio. El juez le comunica que sabe que él es el asesino; intenta convencerlo de las ventajas de una confesión voluntaria, y Rodia sabe que no le quedará otra alternativa que hacerlo. Cuando Porfirio se marcha, va a ver al ex acosador de Dunia, pero éste no le habla del crimen y sí de su vida. Acto seguido, el vecino de Sonia va a ver a la hermana de Raskolnikof, a la que revela el terrible secreto del ex estudiante y a la que vuelve a acosar. Pero ella se defiende sacando una pistola, que deja allí al permitirle él escapar. Con el arma en el bolsillo, el hombre deambula delirando por las calles hasta llegar a un hotel de mala muerte, donde, tras mucho delirar, se pega un certero tiro en la sien.
Finalmente, Raskolnikof va a despedirse de su madre y de su hermana y de Sonia, y a continuación se dirige a la comisaría. Al no encontrar al “teniente pólvora”, se va de allí, pero ya en la calle se encuentra a Sonia, y, recordando la promesa que le hizo, retrocede y confiesa su doble crimen a la Policía.
Año y medio más tarde, mientras cumple condena en Siberia, descubrimos a un Raskolnikof redimido, enamorado <> de Sonia y respirando Vida a todo pulmón.
Estructura, temas y otros datos importantes de Crimen y castigo.
El libro Crimen y castigo se podría dividir en tres partes: Hasta el crimen, desde el crimen hasta la confesión a la Policía por parte del protagonista, y el epílogo.
Hasta que Raskolnikof comete el doble crimen, todos los hechos o acontecimientos (escucha de las charlas de los jóvenes en la taberna y de los comerciantes en el mercado, carta de su madre anunciando la boda de su hermana..., etc.) parecen encaminados hacia la realización del mismo. Pero, en la segunda parte, un acontecimiento predestinado a la confesión es sucedido por otro de efecto contrario (la confusión que sufre en comisaría, la mujer que se echa al agua, la “confesión” del pintor..., etc.), con lo cual el autor logra mantener la tensión curiosa del lector hasta el último párrafo.
El tema de Crimen y castigo es la compleja personalidad de un ex estudiante (raro, huraño, contradictorio y muy inteligente) convertido en asesino, que defiende el derecho moral a matar si con ello se le hace un servicio a la Humanidad. No entiende que un piloto que bombardea una ciudad y mata a miles de personas no sea castigado, y él sí, por cargarse a una vieja malvada y cruel para la que todos querían ese final. Con esta tesis, Raskolnikof cree que se sitúa por encima del bien y del mal, y que por eso deberían estarle agradecidos, en lugar de castigarle. Creemos que en esa época no había nazis, pero la apología del fascismo que hace el protagonista (el autor, mejor dicho) es escandalosamente palpable.
Otras cosas que llaman la atención en Crimen y castigo son la extrema pobreza que empuja a los personajes a actuar de manera desesperada (Sonia se hace prostituta para ayudar en su casa a comer, Dunia se compromete con Pior para sacar a su familia de la miseria, Catalina pierde el juicio al presentir la desgracia que se les viene encima tras la muerte del padre y quedarse en la calle al no poder hacer frente al alquiler..., etc.), la maldad de Pior (el despotismo con el que trata a su prometida y a su futura suegra (como son pobres, tenían que estarles eternamente agradecidas por salvarlas de la miseria y sometidas a su santa voluntad), el billete que cuela a Sonia en la ropa y luego la acusa de robarlo...), la actitud del pintor que confiesa ser el asesino (porque es un fanático del Sistema) y la exacerbada atracción que el ex acosador de Dunia siente por las niñas (hasta el extremo de soñar que una niña de cinco años lo atrae a la cama con la actitud de una prostituta profesional). Un tema éste, el de la corrupción de menores, muy de moda, por desgracia, en la actualidad.
Opinión personal sobre Crimen y castigo.
El libro Crimen y castigo me parece que es muy bueno. Desarrolla a lo largo de tres intensas partes un excelente planteamiento argumental, manteniendo la curiosidad del lector de principio a fin, con un lenguaje culto y (a pesar de que han transcurrido más de 140 años desde que su autor creó la obra) muy parecido al que usamos en la actualidad.
La intensa carga psicológica y emocional que contiene la genial creación de Dostoiyesvki me recuerda sobremanera a una de las obras maestras de la Literatura española, La Regenta, de Clarín, con la que comparte período literario (Realismo, Naturalismo).
Por último, me gustaría apuntar mi opinión más personal sobre este libro: Desconozco si continúa en el sistema educativo, y, si es así, yo no la mantendría. Tal y como está el mundo, me parece peligrosa para los chavales influenciables la apología del fascismo que hace Raskolnikof.
2 de marzo de 1.998.
CRIMEN Y CASTIGO.
Argumento de Crimen y castigo.
Crimen y castigo es una de las grandes novelas del Realismo europeo, y una de las obras más famosas del escritor ruso Fedor Dostoiyeski (1.821-1.881).
Cuenta la tremenda historia de Raskolnikof, un estudiante ruso de la época pre-bolchevique, hundido en la más absoluta miseria. Este personaje es muy huraño, muy taciturno, y desprecia cualquier compañía humana.
Un día, en una taberna, oye a un grupo de jóvenes comentar que les gustaría matar a una vieja y malvada prestamista rica con la que todos ellos tienen tratos. La idea, que en un principio se le antoja monstruosa, comienza a rondar por la cabeza de nuestro protagonista, que la desecha de inmediato. Sin embargo, hay un acontecimiento inesperado que lo hace cambiar de idea: recibe una carta de su madre contándole que su hermana, Dunia, va a casarse (él deduce que para sacarles de la miseria) y no lo acepta. Tras hacer un “ensayo”, y, preso de ira y delirio, mata a la usurera y a la hermana de ésta (testigo del crimen).
Al rato de estar en su cuartucho, ocultando las joyas y el dinero que ha robado a la vieja, recibe una notificación de comisaría, y, una vez allí, a punto está de confesar su delito, ya que se siente presionado, pero se entera de que lo llaman por otro asunto. Al poco tiempo, vaga por las calles delirando y divagando sobre dónde esconder las joyas (al final, la echa bajo una piedra sin mirarlas), y reconoce que está medio loco. Después, acude a ver a su amigo Razulmijne para pedirle un empleo, y, haciendo gala de su carácter contradictorio, paga sus nervios con él y sale corriendo. Vuelve a él, y su amigo le da un texto para traducir y un poco de dinero. De nuevo se arrepiente y devuelve todo al estudiante.
Cae desmayado y enfermo, y, cuando descubre que ha delirado, el terror se apodera de él. Es aquí cuando empieza la tormentosa disyuntiva que lo poseerá hasta que dos personas (además de Sonia, que se entera por él) le confirman sus temores: ¿lo saben o no lo saben? Desesperado, intenta huir, pero está muy débil. Van a visitarlo su amigo y un médico, que, tras atenderlo, se ponen a discutir sobre el crimen. Raskolnikof los escucha aterrado, y más cuando llega el prometido de su hermana Dunia y se une a la charla. Al final, se queda solo y sale a pasear; llega a un puente e intenta tirarse por él, pero desiste al ver lanzarse a una mujer. Dirige sus pasos a la comisaría, pero da marcha atrás y vuelve al lugar del crimen. Raskolnikof da todos estos pasos enloquecido y delirante. Sin embargo, algo ocupa momentáneamente su atención: el atropello del padre de Sonia por un coche rico. El pobre borracho muere en su casa gracias a Raskolnikof, que recuerda su dirección y ordena trasladarlo.
Una vez más, piensa que debe entregarse, y se avergüenza de haberlo meditado. Más tarde, recibe la visita de su madre y su hermana; discuten sobre el futuro matrimonio de Dunia (ya apuntamos antes que nuestro protagonista no lo aprueba) y las echa de allí con prepotencia. Su amigo les consigue un alojamiento. Al día siguiente, vuelven a visitarlo y la discusión se reanuda por las pullas que Rodia les lanza sobre el prometido; a continuación, les pide perdón (con lo que tenemos una nueva muestra del complejo carácter de Raskolnikof).
Éste decide, poco después, ir a ver al juez que investiga el caso de la vieja. Dialogan, y se enfurece al creer que el magistrado sospecha que él es el asesino, y más cuando empieza a ser interrogado por sorpresa, tanto, que a punto está de perder los estribos y huir. El juez le revela, impasible, que ha leído un artículo suyo en el que defiende ”el derecho moral de un individuo a matar si con ello hace un servicio a la Humanidad”. Más adelante comentaremos este punto. Por último, el magistrado le insinúa-ordena que vaya a comisaría a declarar sobre los objetos que empeñó en casa de la vieja. Cuando logra huir de Porfirio (el juez), va temblando, deja solo a su amigo y desaparece. Durante su deambular errante, un hombre lo llama asesino, con lo que se queda petrificado. En su casa, reconoce que lo de la vieja ha sido un error, “pero el meollo no está en ella”. Otra vez débil, sueña con el crimen y con el hombre que lo acusó en el cap. anterior.
Tras recibir a un hombre que acosó a Dunia, Raskolnikof es testigo de la ruptura entre su hermana y su prometido; éste trata a su novia y a su futura suegra con despotismo y altivez, y esto, junto al dinero que su antiguo acosador entrega a Dunia procedente de la herencia de su difunta esposa, hace que las dos mujeres cobren fuerza y planten cara al cínico y cruel Pior (que pretendía casarse con una chica pobre para que le estuviera eternamente agradecida y sometida a su santa voluntad). Tras esta violenta escena, Raskolnikof abandona a su familia al cuidado de su amigo y va a ver a Sonia. Después de una tensa y extraña conversación (en la que le dice que para escapar de la miseria no le queda más salida que el suicidio y que su hermana también acabará siendo prostituta), termina comunicándole que al día siguiente le dirá quién mató a la vieja y a su hermana (amiga de Sonia), sin sospechar que el ex acosador de Dunia lo ha oído todo desde su cuarto.
Acto seguido, acude a ver a Porfirio, y como éste lo trata con amabilidad, nuestro protagonista cree que es una táctica para hacerle confesar y se pone fuera de sí. Cuando el juez lo presiona y está a punto de soltarlo todo, aparece uno de los pintores que estaban en el edificio a la hora del crimen y confiesa que es el asesino. Raskolnikof, aterrado, lo interpreta como “un arma de dos filos” (de momento, se ha librado, pero pueden averiguar la verdad en cualquier instante).
Cumpliendo su palabra, al día siguiente va a ver a Sonia y acaba contándole que él es el asesino, y que lo hizo por él mismo, para ver si se atrevía a hacerlo. Sonia, que se ha enamorado de él, le aconseja entregarse; Raskolnikof se resiste al principio, pues no entiende que deba hacerlo (más adelante comentaremos este aspecto), pero acaba prometiéndole que lo hará. Más tarde, en la comida de funerales del padre de Sonia, el ex acosador de Dunia revela a nuestro protagonista que ha oído sus conversaciones con su vecina, hecho que le ocasiona un nuevo ataque de pánico.
Poco después, Catalina, la madrastra de Sonia, pierde por completo el juicio (obliga desesperada a sus hijos a bailar y cantar en la calle para pedir limosna y cae agotada a consecuencia de una hemorragia por la tisis que padece) y muere en casa de su hijastra. Este pasaje es sobrecogedor al reflejar tan crudamente la desesperación ante la miseria extrema que siente una madre preocupada por sus hijos.
Tras este nuevo susto, Raskolnikof recibe otro: la visita de Porfirio. El juez le comunica que sabe que él es el asesino; intenta convencerlo de las ventajas de una confesión voluntaria, y Rodia sabe que no le quedará otra alternativa que hacerlo. Cuando Porfirio se marcha, va a ver al ex acosador de Dunia, pero éste no le habla del crimen y sí de su vida. Acto seguido, el vecino de Sonia va a ver a la hermana de Raskolnikof, a la que revela el terrible secreto del ex estudiante y a la que vuelve a acosar. Pero ella se defiende sacando una pistola, que deja allí al permitirle él escapar. Con el arma en el bolsillo, el hombre deambula delirando por las calles hasta llegar a un hotel de mala muerte, donde, tras mucho delirar, se pega un certero tiro en la sien.
Finalmente, Raskolnikof va a despedirse de su madre y de su hermana y de Sonia, y a continuación se dirige a la comisaría. Al no encontrar al “teniente pólvora”, se va de allí, pero ya en la calle se encuentra a Sonia, y, recordando la promesa que le hizo, retrocede y confiesa su doble crimen a la Policía.
Año y medio más tarde, mientras cumple condena en Siberia, descubrimos a un Raskolnikof redimido, enamorado <
Estructura, temas y otros datos importantes de Crimen y castigo.
El libro Crimen y castigo se podría dividir en tres partes: Hasta el crimen, desde el crimen hasta la confesión a la Policía por parte del protagonista, y el epílogo.
Hasta que Raskolnikof comete el doble crimen, todos los hechos o acontecimientos (escucha de las charlas de los jóvenes en la taberna y de los comerciantes en el mercado, carta de su madre anunciando la boda de su hermana..., etc.) parecen encaminados hacia la realización del mismo. Pero, en la segunda parte, un acontecimiento predestinado a la confesión es sucedido por otro de efecto contrario (la confusión que sufre en comisaría, la mujer que se echa al agua, la “confesión” del pintor..., etc.), con lo cual el autor logra mantener la tensión curiosa del lector hasta el último párrafo.
El tema de Crimen y castigo es la compleja personalidad de un ex estudiante (raro, huraño, contradictorio y muy inteligente) convertido en asesino, que defiende el derecho moral a matar si con ello se le hace un servicio a la Humanidad. No entiende que un piloto que bombardea una ciudad y mata a miles de personas no sea castigado, y él sí, por cargarse a una vieja malvada y cruel para la que todos querían ese final. Con esta tesis, Raskolnikof cree que se sitúa por encima del bien y del mal, y que por eso deberían estarle agradecidos, en lugar de castigarle. Creemos que en esa época no había nazis, pero la apología del fascismo que hace el protagonista (el autor, mejor dicho) es escandalosamente palpable.
Otras cosas que llaman la atención en Crimen y castigo son la extrema pobreza que empuja a los personajes a actuar de manera desesperada (Sonia se hace prostituta para ayudar en su casa a comer, Dunia se compromete con Pior para sacar a su familia de la miseria, Catalina pierde el juicio al presentir la desgracia que se les viene encima tras la muerte del padre y quedarse en la calle al no poder hacer frente al alquiler..., etc.), la maldad de Pior (el despotismo con el que trata a su prometida y a su futura suegra (como son pobres, tenían que estarles eternamente agradecidas por salvarlas de la miseria y sometidas a su santa voluntad), el billete que cuela a Sonia en la ropa y luego la acusa de robarlo...), la actitud del pintor que confiesa ser el asesino (porque es un fanático del Sistema) y la exacerbada atracción que el ex acosador de Dunia siente por las niñas (hasta el extremo de soñar que una niña de cinco años lo atrae a la cama con la actitud de una prostituta profesional). Un tema éste, el de la corrupción de menores, muy de moda, por desgracia, en la actualidad.
Opinión personal sobre Crimen y castigo.
El libro Crimen y castigo me parece que es muy bueno. Desarrolla a lo largo de tres intensas partes un excelente planteamiento argumental, manteniendo la curiosidad del lector de principio a fin, con un lenguaje culto y (a pesar de que han transcurrido más de 140 años desde que su autor creó la obra) muy parecido al que usamos en la actualidad.
La intensa carga psicológica y emocional que contiene la genial creación de Dostoiyesvki me recuerda sobremanera a una de las obras maestras de la Literatura española, La Regenta, de Clarín, con la que comparte período literario (Realismo, Naturalismo).
Por último, me gustaría apuntar mi opinión más personal sobre este libro: Desconozco si continúa en el sistema educativo, y, si es así, yo no la mantendría. Tal y como está el mundo, me parece peligrosa para los chavales influenciables la apología del fascismo que hace Raskolnikof.
2 de marzo de 1.998.
Comentarios
Estoy casi segura de haber leído Crimen y Castigo un verano siendo jovencita. Estoy casi segura de que me gustó. De que alegré de haberla leído. Sin embargo me ha sorprendido que tu resumen no fuese despertando mis recuerdos dormidos. ¿Será que no la leí y que llevo muchos años creyendo que sí lo hice?
¡Qué cosas!
En cualquier caso, me ha hecho mucha ilusión tu entrada de hoy. Es una novela de la que, erróneamente o no, siempre he guardado un grato recuerdo.
¡Gracias!
Un besazo!
PD. Supongo que hiciste bien en destruir aquel diario... Formaba parte de una etapa de tu vida que quedaba atrás... También las malas experiencias enriquecen, pero... Si pudiéramos, a toro pasado, elegir no haberlas vivido... ¿Quién podría resistirse?
¡Qué cosas, sí que es verdad! A veces la memoria nos juega unas malas pasadas impresionantes, porque nos empeñamos en recordar cosas que, tal vez, no hemos vivido. ¿No será que viste la película, quizá? ¿O que leíste partes del libro y por eso no te suena...? Sea como fuere, estoy de acuerdo contigo en que esta novela es imborrable de la memoria. Es espectacular.
Respecto al diario, estoy de acuerdo contigo: Las malas experiencias también enriquecen... Pero ¿me resistiría a no repetirlas...? No lo sé.
MIL BESAZOS,
recuerdo haber empezado a leer el libro, pero me aburría y no lo acabé. Al leer tu resumen, veo el argumento un tanto intrascendente para mis gustos.
A ver si los "profes" espabilan y mandan leer libros un poco más interesantes.
Un abrazo
UN ABRAZO,
Para más de un "experto" lector en titulares en negrita le supondría un "crimen" perder el tiempo y en el "castigo" llevaría su penitencia.
Recuerdo que me lo leí en mi edad rubia (dorada) mientras desayunaba tostadas hechas en la "carmela" con aceite, ajo restregado y mermelada de melocotón.
Para las frugales cenas de hervidos y huevos pasados por agua de mi piso de estudiante me dejaba Guerra y paz
Así acabé.. ¡como los segundos platos de mis cenas de estudiante!
Por cierto, cafeterina incansable, ¿cuánto a costado Ibrahimovic? ¿El suelto? ¿Lo ha apgado Laporta o Carod Rovira...?
Hay bocas que si se abren un poco más acaban por autoengullirse la cabeza entera.
Un beso gratis, prima inter pares.
Crimen fue escribir ese libro.
Castigo es leerlo.
Por cierto que pensaba que era de Leo Tostón, no de Dostoievski.
Un habrazo (estas haches puñeteras)
Las frases se inician con mayúscula. "relative perfection".. ¿Cu...?
Robinson Crusoe de Daffoe, Rojo y negro de Stendhal, Los Miserables de Hugo.. ¿Y...?
¿Alguna excusa más para demostrarnos lo que sabes, Catón?
..........
Gracias pro dejarnos tu blog de palestra o ring, Puri.
Besos.
A ver, profe, ¿recuerdas cómo me leí yo "Crimen y castigo"? ¡¡Gruñendo por lo bajinis ante la densidad de algunos pasajes y contigo amenazándome con mandarme escribir un ensayo sobre el Madrid si me saltaba un capítulo, jejejejejjjjjjjjjjjjjjjjj!! Ayyyyyyyyysssssss, ¡qué tiempos aquellos!
CRIMEN es que este libro sea tan denso.
CASTIGO es tragárselo sin ganas.
¡¡Hala, ya he terciado en vuestra disputa, jejejeje!!
Respecto a Ibraihmovic... 66 kilos cuesta, y quién los ha soltado, me lo imagino... ¡¡¡Esta cafeterina cafetera a tope ya está trabajando en un artículo sobre eso, profe, porque el tema tiene miga...!!!
PD: Tengo también el trabajo que me mandaste redactar sobre "Guerra y paz", profe... ¿Me dejas que lo cuelgue...?
MIL ABRAZOS, DICYBUG.
MIL KISS, MY DEAR PROFE.
Es un profesor de letras frustrado por los números.
Un abrazo.
Por cierto, ¡no te metas tanto con él, pobre...! Es muy buen bloggero, y me gustan sus comentarios...
¿Leiste mi artículo del INFORMACIÓN? ¿Qué te pareció?
MIL SAPORIMAS PER UTTI, CARO PROFE.