INCREÍBLE
No hay palabra más adecuada para definir la sensación que se le queda al ciudadano de a pie mientras escucha las peleas de patio de colegio cutres de los políticos de todas las administraciones públicas en la gestión de la catástrofe natural más grave en España, la DANA del 29 de octubre en Valencia. Es increíble que ni por esas sean capaces de hacer a un lado las acusaciones mutuas, mientras miles de voluntarios se afanan en ayudar a los afectados de todos los modos a su alcance. Debería darles vergüenza, pero claro, para eso tendrían que saber el significado de esa palabra. La comparecencia del presidente de la Generalitat Valenciana el jueves, lejos de aclarar aunque fuera un poco las cosas, las enredó más: ¿Por qué se fue a comer con una periodista cuando la situación era la que era? ¿Por qué se alertó a la población tan tarde, fuera de quien fuera la competencia? ¿Cómo es posible que desde...