CORREN TIEMPOS DUROS.
Realmente asusta leer o escuchar en los medios de comunicación datos cada vez más espantosos relativos a la crisis, como el que revela que más de 800.000 hogares españoles (casi 28.000 en la provincia de Alicante), el doble que hace un año, tienen a todos sus miembros en el paro. Esta cifra estadística se convierte en dolorosa realidad cotidiana cuando se piensa en el drama que supone para las familias afectadas, a las que el Gobierno estudia conceder ayudas adicionales <>… Pero para las que hacer frente a los gastos de hipoteca, luz, agua, teléfono y comida se convierte cada mes en una dolorosa carrera de obstáculos que nunca saben por dónde va a salir.
Corren tiempos duros, muy duros, y ello se nota en el recorte del gasto de las empresas y las familias y en el aumento de la demanda de empleos antes despreciados por considerarse poca cosa, por verlos mal pagados o por sus duros horarios laborales. Que las reservas hoteleras en la Comunidad Valenciana hayan caído un 20% y se tema la debacle del mercado nacional (que supone el 70% del total del sector), así como que el incremento del paro en el sector del ladrillo (75.000 nuevos desempleados en 2008) haya disparado las solicitudes de cursos de hostelería en un 300% requiere de voluntad política de todas las Administraciones en la búsqueda real y efectiva de remedios a la actual coyuntura. Se necesita coherencia, se necesita firmeza y se necesita eficacia por parte de todos los responsables políticos, porque tan lamentable es el dineral que se va a gastar el Gobierno en carteles promocionales del Fondo estatal de Inversiones (pudiéndolo usar para apoyar a quienes pueden crear empleo, léase empresarios y autónomos) como demagógico es que desde la Generalitat Valenciana se siga insistiendo en que su política de grandes eventos funciona y sacará a esta región de la crisis (cuando la sanidad, la educación y la dependencia piden a gritos más inversiones y más atención).
Se sabe hasta la saciedad que esta crisis mundial y globalizada empezó porque la buena marcha de la economía y los bajos tipos de interés desbordaron la alegría e hicieron crecer la concesión de hipotecas de riesgo (de manera especial en EE.UU.) y de productos financieros asociados, que cuando estalla la burbuja inmobiliaria, aumentan los impagos y baja el precio de los pisos y se derrumban los productos financieros de inversión ligados a esas hipotecas, y que a raíz de todo esto falta liquidez y se conceden menos préstamos, con lo que la economía deja de crecer y sube el paro. Todo esto lo han explicado los expertos por activa y por pasiva, y refleja un panorama parecido al de otras grandes crisis, como la de los años 30.Sin embargo, la gente de a pie es más lista que el hambre y ve las cosas con un realismo aplastante. En la calle se percibe que muchas personas viven por encima de sus posibilidades, gastando más de lo que tienen sin ahorrar ni un euro, por lo que cuando les viene una mala racha laboral los ahogan con un hilo. Hay mucha gente que se ha hipotecado hasta los dientes para presumir de adosadito, de cochecitos y de cruceros, sabiendo que su sueldo no se podía estirar más, que hoy día ni los empleos fijos son seguros y que la burbuja inmobiliaria tenía que explotar alguna vez, porque eso no era normal, como así ha sido. Evidentemente todas las formas de vivir son muy respetables, pero si se actuara con sensatez y con prudencia, con arreglo a la realidad y al bolsillo de cada uno, con visión de presente y con visión de futuro, muchos malos tragos que ahogan en la actualidad a muchas familias y empresas se podrían evitar. No se trata de imitar al pie de la letra a la hormiga de la fábula ni de ser más rácanos que el Tío Gilito, sino de vivir lo mejor posible. Sin ahogos. Sin presiones. Y preparados hasta donde se pueda para afrontar tiempos duros… Como los que ahora corren.
Corren tiempos duros, muy duros, y ello se nota en el recorte del gasto de las empresas y las familias y en el aumento de la demanda de empleos antes despreciados por considerarse poca cosa, por verlos mal pagados o por sus duros horarios laborales. Que las reservas hoteleras en la Comunidad Valenciana hayan caído un 20% y se tema la debacle del mercado nacional (que supone el 70% del total del sector), así como que el incremento del paro en el sector del ladrillo (75.000 nuevos desempleados en 2008) haya disparado las solicitudes de cursos de hostelería en un 300% requiere de voluntad política de todas las Administraciones en la búsqueda real y efectiva de remedios a la actual coyuntura. Se necesita coherencia, se necesita firmeza y se necesita eficacia por parte de todos los responsables políticos, porque tan lamentable es el dineral que se va a gastar el Gobierno en carteles promocionales del Fondo estatal de Inversiones (pudiéndolo usar para apoyar a quienes pueden crear empleo, léase empresarios y autónomos) como demagógico es que desde la Generalitat Valenciana se siga insistiendo en que su política de grandes eventos funciona y sacará a esta región de la crisis (cuando la sanidad, la educación y la dependencia piden a gritos más inversiones y más atención).
Se sabe hasta la saciedad que esta crisis mundial y globalizada empezó porque la buena marcha de la economía y los bajos tipos de interés desbordaron la alegría e hicieron crecer la concesión de hipotecas de riesgo (de manera especial en EE.UU.) y de productos financieros asociados, que cuando estalla la burbuja inmobiliaria, aumentan los impagos y baja el precio de los pisos y se derrumban los productos financieros de inversión ligados a esas hipotecas, y que a raíz de todo esto falta liquidez y se conceden menos préstamos, con lo que la economía deja de crecer y sube el paro. Todo esto lo han explicado los expertos por activa y por pasiva, y refleja un panorama parecido al de otras grandes crisis, como la de los años 30.Sin embargo, la gente de a pie es más lista que el hambre y ve las cosas con un realismo aplastante. En la calle se percibe que muchas personas viven por encima de sus posibilidades, gastando más de lo que tienen sin ahorrar ni un euro, por lo que cuando les viene una mala racha laboral los ahogan con un hilo. Hay mucha gente que se ha hipotecado hasta los dientes para presumir de adosadito, de cochecitos y de cruceros, sabiendo que su sueldo no se podía estirar más, que hoy día ni los empleos fijos son seguros y que la burbuja inmobiliaria tenía que explotar alguna vez, porque eso no era normal, como así ha sido. Evidentemente todas las formas de vivir son muy respetables, pero si se actuara con sensatez y con prudencia, con arreglo a la realidad y al bolsillo de cada uno, con visión de presente y con visión de futuro, muchos malos tragos que ahogan en la actualidad a muchas familias y empresas se podrían evitar. No se trata de imitar al pie de la letra a la hormiga de la fábula ni de ser más rácanos que el Tío Gilito, sino de vivir lo mejor posible. Sin ahogos. Sin presiones. Y preparados hasta donde se pueda para afrontar tiempos duros… Como los que ahora corren.
Comentarios
Las crisis deben ser más temibles para las generaciones posteriores a los años 80 para las que el hambre y la carencia son cosas más propias de El Lazarillo de Tormes Yo sé lo que es el pan duro y comerme un yogur cuando estaba enfermo y ver el jamon yor desde el otro lado del cristal...Me preocupa, pero me preocupan más mis hijos, que lo tienen todo...
Un beso, Pizarra
Aún no me he desenredado del todo y, encima, me he resfriado y me noto con poca energía... ¡Te sigo debiendo un mensaje!
Un beso.
Jajajajajjjjjjjjj, ¡¡pos si, le pego también al palo económico!! Ya sabes que mi afición a "dar caña" es incombustible y que más vale "no ponerse en mi punto de mira periodístico" y sufrir mis "certeros plumazos" (como diría alguien de mí no hace mucho).
Oye, ¿"el comportamiento idílico de las doradas en su etapa de apareamiento"? ¡¡¡Pues será cosa de ponerse a ello y preparar el texto, jajajajaja!! Así que ya puedes avisar al cura de ya sabes dónde, porque no me niego al reto, profe... ¡No me costará más que aquel trabajo que me mandaste sobre "Cartas Marruecas" y "Noches lúgubres -¡anda, ya sé escribirlo, jejejeje!-"! Puñeteros textos del tal De la Huerta, ¡cada vez que me acuerdo...!
Pues sí, nos ha tocado una crisis muy gorda... Pero es que el personal no se hace a vivir con menos... Se ha montado una vida a un nivel que, lamentablemente, estaba por encima de nuestras posibilidades. A mí me preocupan mis sobrinos como a ti tus hijos: ¿Qué mundo van a heredar cuando sean adultos?
Ya lo pensaré mañana... Scarlett dixit.
MIL BESOS, MY DEAR PROFE.
Por si acaso, te lo iré recordando... ¡¡Jejejejeje!!
BESAZOS.
¡¡¡GRACIAS por lo de Pizarra!! Me ha encantado el simil.
BESOS.
tampoco las familias tienen la culpa de lo que está pasando. Nadie se lo esperaba hace dos años y es normal que la gente hiciese planes a largo plazo, hipoteca incluída.
Querer tener una casa en propiedad es un deseo razonable. El alquiler es tirar el dinero.
Por lo demás, me ha gustado el análisis.
Un saludo
Ya he contestado a tu amable correo y he añadido un enlace a tu blog en el mío. ¡Por fin!
Un beso.
Bienvenido a mi blog y muchas gracias por tu opinión. No, "no culpo" a las familias de la crisis; mi análisis era más "sociológico", más de una percepción global del tema. GRACIAS por tu opinión positiva sobre el artículo.
SALUDOS.
¡¡Oleeeeeeeeeeeeeeeeeeeee, ya estamos ligadas a nuestros blogs, por finnnnnnnn,, jejejeje!! ¡¡GRACIASS!!
Luego te contesto al correo, ¡¡prometidooooooooo!!
Besossssssssssssss...