El último encuentro.
[Os cuelgo aquí, siguiendo el tema del post de mi prooooooooofeeeeee Ariovisto sobre la amistad, el artículo que me publicó el Diario INFORMACIÓN de Alicante el 11 de octubtre de 2.008. ¡¡Dicybyug, critícalo con sinceridad, que lo espero ansiosamente!!].
Hay regalos que calan muy hondo en el ánimo y en la memoria de la persona que los recibe, ya sea por su significado, por su impacto emocional o por la simple y llana satisfacción que produce el tener la oportunidad de saborearlos. Un regalo no ha de medirse jamás por su precio material o por su belleza u ordinariez; ha de medirse por el gesto de acordarse de nosotros de la persona que nos obsequia con él, por lo que supone y por lo que puede aportar para cambiar un cierto estado de ánimo en un determinado momento.No miento a los apreciados lectores del diario INFORMACION cuando les aseguro, en la maravillosa oportunidad que estas líneas me proporcionan, que el regalo que me ha hecho recientemente un gran amigo me ha impresionado. Se trata de un libro. Un muy buen libro que, como diría Marcel Proust, puede cambiar el destino de un alma: Se trata de El último encuentro, del escritor húngaro Sándor Márai (1900-1989), nacido en Kassa (pequeña ciudad húngara que hoy pertenece a Eslovaquia) y exiliado en 1948, que se suicidó en 1989 pocos meses antes de la caída del Muro de Berlín y a quien la prohibición de su obra en Hungría durante el régimen comunista hizo caer en el olvido durante más de 50 años... Hasta que "El último encuentro" fue recuperado por una prestigiosa editorial italiana, catapultándose rápidamente al primer puesto en las listas de ventas.Esta novela no se puede contar. Hay que leerla. Hay que leerla porque narra una historia que impacta por su fuerza vital y por su carga emocional, por la riqueza de matices que envuelven a los personajes, por su ambientación asfixiante hasta el último párrafo, por su prosa categórica y por su perfecta adjetivación. Lo que impresiona más de esta historia es su mensaje sobre la amistad y el valor de la amistad, que el escritor pone por encima del amor y del odio y a la que dedica párrafos realmente impactantes. No es lo que cuenta, porque la mujer que engaña al marido con el amigo es una de las cosas más comunes en la historia de la Literatura; es cómo lo cuenta. ¿Sabía Krizstina que Konrad planeaba matar al general? Cabe pensar que sí... Pero lo expone de una forma que deja la respuesta al criterio del lector. Y la forma en la que la deja a ella como perdedora del triángulo es brutal, brutal y machista, pero realista. Aunque cueste reconocerlo en estos tiempos.
Escribir sobre la amistad es muy complicado por la cantidad de matices, recovecos y variantes que este sentimiento hermoso como ninguno, generoso como pocos y enorme en su sencillez reúne, pero al mismo tiempo es un ejercicio que todo el mundo debe practicar. Si no escribir, sí por lo menos hablar de ella. Hablar más de ella y reconocer lo que representa para las personas. Hablar de esos amigos que están ahí aún cuando nuestra vida sea un caos y nos abandonen hasta las ganas de vivir, de esos amigos que escuchan una y mil veces nuestros quebraderos de cabeza y que tienen el coraje de decirnos a la cara lo que nadie se atreve, de esos amigos que están ahí limpiando nuestras lágrimas o nos sujetan para que dejemos de darnos coscorrones contra la pared en determinadas ocasiones, de esos amigos que entregan su tiempo, su cariño y su soporte vital y emocional con más celeridad (en muchas ocasiones) que la propia familia, a cambio de nada... O, por desgracia, muchas veces, a cambio del desprecio, del desagradecimiento, de la traición o del olvido. Y no hay peor gratificación para una amistad sincera y generosa que infringirle heridas que pueden ser insoportables por dolorosas, inesperadas e irreversibles, como bien queda demostrado en el día a día a través de los tiempos y en joyas literarias como la que Sándor Marái escribió... Quién sabe si inspirándose en algún ¿amigo? real.
Puri Moreno es escritora.
Hay regalos que calan muy hondo en el ánimo y en la memoria de la persona que los recibe, ya sea por su significado, por su impacto emocional o por la simple y llana satisfacción que produce el tener la oportunidad de saborearlos. Un regalo no ha de medirse jamás por su precio material o por su belleza u ordinariez; ha de medirse por el gesto de acordarse de nosotros de la persona que nos obsequia con él, por lo que supone y por lo que puede aportar para cambiar un cierto estado de ánimo en un determinado momento.No miento a los apreciados lectores del diario INFORMACION cuando les aseguro, en la maravillosa oportunidad que estas líneas me proporcionan, que el regalo que me ha hecho recientemente un gran amigo me ha impresionado. Se trata de un libro. Un muy buen libro que, como diría Marcel Proust, puede cambiar el destino de un alma: Se trata de El último encuentro, del escritor húngaro Sándor Márai (1900-1989), nacido en Kassa (pequeña ciudad húngara que hoy pertenece a Eslovaquia) y exiliado en 1948, que se suicidó en 1989 pocos meses antes de la caída del Muro de Berlín y a quien la prohibición de su obra en Hungría durante el régimen comunista hizo caer en el olvido durante más de 50 años... Hasta que "El último encuentro" fue recuperado por una prestigiosa editorial italiana, catapultándose rápidamente al primer puesto en las listas de ventas.Esta novela no se puede contar. Hay que leerla. Hay que leerla porque narra una historia que impacta por su fuerza vital y por su carga emocional, por la riqueza de matices que envuelven a los personajes, por su ambientación asfixiante hasta el último párrafo, por su prosa categórica y por su perfecta adjetivación. Lo que impresiona más de esta historia es su mensaje sobre la amistad y el valor de la amistad, que el escritor pone por encima del amor y del odio y a la que dedica párrafos realmente impactantes. No es lo que cuenta, porque la mujer que engaña al marido con el amigo es una de las cosas más comunes en la historia de la Literatura; es cómo lo cuenta. ¿Sabía Krizstina que Konrad planeaba matar al general? Cabe pensar que sí... Pero lo expone de una forma que deja la respuesta al criterio del lector. Y la forma en la que la deja a ella como perdedora del triángulo es brutal, brutal y machista, pero realista. Aunque cueste reconocerlo en estos tiempos.
Escribir sobre la amistad es muy complicado por la cantidad de matices, recovecos y variantes que este sentimiento hermoso como ninguno, generoso como pocos y enorme en su sencillez reúne, pero al mismo tiempo es un ejercicio que todo el mundo debe practicar. Si no escribir, sí por lo menos hablar de ella. Hablar más de ella y reconocer lo que representa para las personas. Hablar de esos amigos que están ahí aún cuando nuestra vida sea un caos y nos abandonen hasta las ganas de vivir, de esos amigos que escuchan una y mil veces nuestros quebraderos de cabeza y que tienen el coraje de decirnos a la cara lo que nadie se atreve, de esos amigos que están ahí limpiando nuestras lágrimas o nos sujetan para que dejemos de darnos coscorrones contra la pared en determinadas ocasiones, de esos amigos que entregan su tiempo, su cariño y su soporte vital y emocional con más celeridad (en muchas ocasiones) que la propia familia, a cambio de nada... O, por desgracia, muchas veces, a cambio del desprecio, del desagradecimiento, de la traición o del olvido. Y no hay peor gratificación para una amistad sincera y generosa que infringirle heridas que pueden ser insoportables por dolorosas, inesperadas e irreversibles, como bien queda demostrado en el día a día a través de los tiempos y en joyas literarias como la que Sándor Marái escribió... Quién sabe si inspirándose en algún ¿amigo? real.
Puri Moreno es escritora.
Comentarios
Te he leído rápidamente y me ha parecido muy bonito, pero mañana te leo con más calma y te comento.
Muchas gracias por tu visita en mi blog!!
Un beso!
Por lo general, la gente que no tiene amigos no tiene una lengua, tiene dos... como las serpientes.
Por cierto, ¡qué lindo artículo! Ese día seguramente lo mejor del hundebuques ¿Sabías que es así como se llamaba al Información?
Un beso pur-puri-na.
yo desconfío de los libros recomendados. Cada uno tiene sus gustos.
Un abrazo
Un beso!
PD. Ya estás bien del todo?
¡¡Mi brazo es guerrero, jajaja, pero yo lo soy más, así que se tiene que aguantar...!!
BESAZOS,
¿Por qué llamaban "hundebuques" al INFORMACIÓN? Jejejejeje, no lo sabía.
BEEEEEEEEEEEEEEESOOOOOOOOOOOOOOOS,
No es por llevarte la contraria, pero... Yo desconfío de los libros que nadie recomienda.
Y...
¡¡Esperaba una crítica severa de mi artículo!!
UN ABRAZO, CRÍTICO.
¡Qué densidad! Cuatro bonitas partes muy bien enlazadas y empaquetadas:
.Los regalos
.Sándor Márai
.Su novela
.La amistad
Me ha gustado mucho!
Un beso!
PD. Me alegro de que ya estés mejor!! :)
BESAZOOOOOOOOOOOOOOOOS,
Al que sí he visto cambiado es a Eto'o: no sé, lo veo más azul que grana...
jeje, suerte culé...
Sabes lo que pasa? Que solo veo si tu blog se ha actualizado en el de blogger, en el otro no me sale bien el 'feed', por eso no estás al lado del profe, sapo, dicy, milady y yasser...
Un artículo precioso, amiga, emocionante... Lloro si te digo más cosas, que ese post me llegó muy dentro, al alma, a las entretelas de mi ser.
(Sigue)
-Síguese, en el subsiguiente comentario-
Besos, GUAAAAPAAA.
Cuídate mucho.
SIN BARRERAS!
Y a escribir,
'por fuertes
y fronteras' (S. Juan de la Cruz)
Suena casi más 'imformativo', mmmm, ¿no crees? Jajejijoju...
Besos, Puri
Firmado:
El Profe y Sor Moriarty :)
Los amigos no dependen del tiempo, no dependen del espacio.
No tienen edad.
Besooooooooooooooooos.
Los amigos no tienen edad.
GRACIAS por tu visita.
Saludos,